31 de enero de 2015

Un Maldito Seductor / Capítulo 8

Capítulo 8: “El 20 de cada mes”


Estaba tan angustiada que cuando llegue al departamento, fui directo a mi cuarto y me encerré en él.

Me recosté sobre la cama y abracé a mi almohada en posición fetal. No quería llorar, pero si quería cerrar los ojos y olvidarme de todo lo que había pasado hoy.

Olvidarme de Andrew y de lo que posiblemente estaba comenzando a sentir por él, y antes de que comenzara, decidí por que no lo hiciera nunca.

-          ¡Lyann! –escuché la voz de Sam tras la puerta de mi habitación- ¡Lyann! ¡Hermosa sal de ahí! ¿Quieres?

-          ¡No te preocupes por mí, estoy bien! –abracé mas a mi almohada-

-          ¿Estas llorando? –dijo ella-

-          No, tampoco lo voy a hacer.

-          Por favor… Abre la puerta. –suplicó-

Finalmente me compadecí de Sam y la dejé entrar a mi habitación.

-         Lo siento tanto… -comenzó a decir ella- Es mi culpa que estés así. Después de todo yo fui la que te obligó a ir.

-          No es tu culpa. Además, gracias a ti abrí los ojos y me di cuenta de que Andrew solo jugaba conmigo.

-          Entonces ¿La viste? ¿A esa tal Verónica? –se sentó en mi cama-

-          Si –asentí con la almohada- Y estaban juntos… Ella estaba en su departamento, era tan obvio de que eran novios. ¡Soy tan tonta Sam! ¡Casi lo dejo que me bese, en frente de su novia!

-          ¿Iba a besarte?

Me senté en la orilla de la cama a su lado. A Sam no le gustaba que le hablaran si no la veían a la cara.

-          Si, o eso creo yo… -suspiré- Tal vez solo intentaba jugar conmigo.

-          ¡Bien! ¡De ahora en adelante, antes de que te propongas a salir con un chico tendrá que pasar primero por mi aprobación! –se colocó una mano en el pecho- Ahora no quiero que pienses más en eso y quiero que mañana te levantes con una hermosa sonrisa ¿De acuerdo?

-          Ok –sonreí- Sam… ¿Qué día es mañana? –dije recordando algo realmente importante-

-          Miércoles 20 –dijo ella- ¡Oh, mañana es 20!  ¿Quieres que cubra tu turno?

-          Por favor.

-          No te preocupes, déjamelo a mí y tú ve tranquila. Ahora descansa.

-          Gracias Sam –sonreí-

-          No hay de que preciosa –me guiño el ojo derecho y salió de la habitación-


Mañana es 20.

Bien, tenía que actuar como si nada de esto hubiese pasado y como si mi vida fuera excelente.

Grandioso…

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Sam ya se había ido al trabajo, y yo me encargaba de lucir presentable.

Me coloqué un par de jeans oscuros y una camiseta sin mangas color crema. 

Ordené mi cabello lo más que podía, usé un poco de maquillaje como sugerencia de Sam y me coloqué unos tacones bajos.

Bien… Presentable.


Aún era temprano para el encuentro, así que opté por ir a “Richy’s” y disculparme por todo el asunto que había causado la otra noche.

No había tanta gente como aquella vez, pero aún así me sentía intimidada….

¿Cuántas de estas personas habrán estado esa noche? No quería que nadie me reconociese.

Me dirigí directamente a la barra de bebidas y esperé a que Marcus me atendiera, pero para mi sorpresa no fue Marcus quien se dirigió a mí, fue SK.

-          ¿Lyann? ¡Pero que sorpresa! Ver a tan bella dama como tú por estos lares –dijo coqueto- No creo que vengas sola ¿Y Andrew?

-          Vine sola, Andrew ya tiene compañía hoy… -me senté en unos de los banquetes-

-          Oh… Vaya… Creo que las cosas no van muy bien por aquí ¿No? –comenzó a limpiar un vaso- Bien… ¿En que puedo servirle, my lady?

-          Busco a Marcus. –dije directa- ¿Sabes donde está?

-          Esta ocupado ordenado parte de la bodega. Vuelve enseguida ¿Quieres que le mande algún recado de tu parte?

-          No gracias… Lo esperaré si no hay problema.

-          Entonces… ¿Puedo servirte algo mientras tanto? –me ofreció-

-          Emmm… Esta bien ¿Jugo natural? –pregunté-

-          ¿Piña, manzana o durazno?

-          Durazno.

-          ¡A la orden, my lady! –dijo mientras servía en unos de los vasos un líquido anaranjado-

Me ofreció el vaso, estaba lleno hasta el tope y traía un adorable quitasol como adorno, sorbí un poco.

Mmmm… Refrescantemente dulce.

-          ¿Algo más? –preguntó él-

Quizás el destino quería decirme algo. Quien sabía más sobre Verónica que su propio hermano.

Se que le dije a Sam que olvidaría todo el asunto, pero aún así quería saber…

¿Qué más podría perder al averiguar un poquito más?

-          Shonne… ¿Podrías hablarme de tu hermana? –fui directa-

-          No se porqué creo que todo esto tiene que ver con Andrew… -dijo él- Como sea, no tengo nada que me impida contarte sobre ella… ¿La conociste?

-          Si, ayer. –sorbí un poco de mi jugo-

-          Oh… Ya veo. Es linda ¿Verdad? –sonrió hacia mi-

Yo solo me hundí más en mi asiento, sintiéndome inferior.

-          Aunque… -siguió diciendo él- Es algo testaruda y gruñona. Siempre me pide que traiga a Andrew al bar. “Quiero ver a Andrew" –imitó la voz de una chica- A veces no se como Andrew puede soportarla… Bueno, después de todo es mi hermana.

-          ¿Andrew la quiere?

-          ¡¿La quiere?! ¡La adora! Es posible que hasta le tenga un altar, si no es que ella lo tenga primero… -rió-

Pero a mi no me hacía ninguna gracia.

¡La adoraba! ¡Y esas palabras habían salido directamente de SK!

Oh… Maldición, me sentía como hundida en el lodo.

Sorbí mi jugo de un trago y me levanté de mi asiento, dejando algunas monedas encima de la barra de bebidas.

-          Lo siento Shonne, tengo que irme. Gracias por el jugo, dile a Marcus que vendré hoy en la noche para pedirle disculpas sobre mi alboroto del otro día.

SK se despidió de mí con una reverencia. Yo solo sonreí y le agradecí nuevamente.

Salí rápidamente del bar para tomar un taxi e ir al encuentro.

Pero palidecí inmediatamente al ver como una chica de cabello color cobre venía directamente hacia mi.

¡Era Verónica!


-          ¡Hola Lyann! –me dirigió un saludo amistoso-

Vestía una camiseta color caqui, unos shorts y unos tacones altos. Su cabello estaba pulcramente peinado y liso.

En verdad… Parecía una modelo…

-          Hola… -le devolví el saludo sin mucha gana-

-          Es raro verte aquí… ¿Qué te trae a “Richy’s”? –se cruzó de brazos-

-          Solo vine a conversar con SK… No es lago que te interese.

-          Por supuesto que me interesa. Estas hablando de mi hermano ¿No?

-          Entonces… No es algo que te incumba. –me giré para irme pero ella me detuvo de un brazo-

-          ¡Espera! Lyann ¿Tienes algo en contra de mi?

Me detuve de golpe.

-          Solo siento algo de coraje al pensar que “tu novio” Andrew podría haber estado jugando conmigo, mientras sale contigo –la apunté-

-          Entonces ¿Estas celosa de mi relación con Andrew? –alzó una ceja-

-          No lo estoy –mentí- Solo me enoja saber que chicas como tu no reaccionan cuando SU chico las apuñala por la espalda.

-          Espera, espera ¡Alto ahí! –me calló- Andrew ya me explicó todo el asunto anoche, así que no tienes porque enojarte.

¿Anoche? ¡¿Anoche?!

-          ¿Pasaron la noche juntos? –se me escapó la pregunta-

-          Oh, vamos… Es normal ¿No crees? Además, hace mucho que no nos veíamos y necesitábamos desahogarnos de todo. –me guiño un ojo- Tu me entiendes…

-          ¿También te dijo que yo había pasado la noche anterior con él? –intenté molestarla de alguna manera-

-          No me digas… ¿Te acostaste con él? –rio- Apuesto a que solo fue el calor del momento…. Andrew no es de salir seriamente con muchachitas como tu. ¿Le diste una noche apasionada? Solo son juegos, querida…

No, no me había acostado con él.

Pero si habíamos compartido recámara, el mismo colchón en el que Verónica y él habían hecho más que solo besarse. 

-          ¡¿Quieres decir que no te importa si Andrew se acuesta con cualquiera?! –estaba enojada-

-          ¡Claro que me importa! Pero me importa cuando tengo un rival con el que puedo competir de verdad… No con muchachitas enamoradizas como tú.

-          ¡¿Acaso te crees la gran cosa?! ¡¡¡Eres una hija de p…!!! –grité, pero una mano tapó mi boca-

Salí de su agarre, y me encontré con un par de ojos gris celeste algo molestos.

-          ¿Qué se supone que está pasando aquí? –dijo él-

-          Lyann me acaba de decir que te acostaste con ella la noche anterior ¿Es verdad? –se cruzó de brazos y frunció el ceño-

-          ¡N-no hicimos nada! ¡Lo juro! –se excusó Andrew-

-          Oh… Vaya… Así que todo era una mentira ¿No? –Verónica sonrió maliciosamente- No podrías cambiarme por nadie ¿Verdad Andrew? –dijo corriendo a sus brazos-

Vi como Andrew le correspondió el abrazo y Verónica se apegó más a él.

-          ¡Vamos a tomar algo! –dijo ella excluyéndome de la conversación- ¡Yo invito! –le guiño el ojo derecho-

-          Espérame adentro ¿Ok? –dijo Andrew- Tengo que resolver un par de asuntos aquí –me apuntó-

-          Ok… Pero no tardes –frunció sus labios para lanzarle un beso-

Me odiaba.

¿Por qué diablos tenía que encontrármelos aquí?

Antes de que Andrew osara dirigirme la palabra, me giré en 180° y me dispuse a tomar un taxi e irme de aquí.


-          ¿Lyann? –escuché su voz, pero no me detuve- ¡Lyann, detente!

-           ¡¿Quién te crees que eres para darme órdenes?! –me giré para verlo a la cara-

-          Quiero hablar contigo… Sobre esto… -se rascó la nuca-

-          Todo me ha quedado más que claro ¡Tú y Verónica son novios o solo se ven para saciar su sed de sexo! ¡De cualquier manera me importa una mierda! –le enseñé mi tercer dedo-

-          Lyann ¿Realmente no te importa? –alzó una ceja- Si no te importa ¿Por qué estas así?

-          ¡Estoy así porque jugaste conmigo! ¡Estuviste apunto de besarme enfrente de tu novia! –me aguanté las lágrimas-

-          Lo siento… -bajó la cabeza-

-          ¿Lo siento? ¡¿Lo siento?! ¿Eso es la única estupidez que se te ocurrió? –ahora si estaba enfadada- ¿Sabes qué? ¡Púdrete!

Con eso me giré en dirección contraria.

-          ¡Lyann! ¡Lyann, espera! –gritó Andrew tras de mi-

-          ¡Aléjate de mí y no te metas en mi vida!

Tomé el primer taxi que encontré y me fui de allí.

Era un imbécil.

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Era miércoles 20.

Cada 20 de cada mes era la misma rutina.

Cada 20 de cada mes era el día en que veía a mis padres para almorzar y pasar el día juntos.

La casa de mis padres quedaba un poco alejada de la ciudad, a ellos les gustaba vivir tranquilos y sin mucho tráfico.

Nuestra casa es espaciosa y rupestre, mi madre trabajaba como secretaria en una empresa de publicidad y papá trabajaba en una ferretería que tenía el apellido de la familia.

Los dos hicieron un gran esfuerzo para pagar mis estudios, pero al nacer mi hermano pequeño supe que no podría ir a la universidad.

El había entrado a la escuela hace 1 año y apenas sabía escribir correctamente su nombre. Escribía “Ibaan Vair” en vez de “Iván Blair” que era su nombre.

-           ¡Ann! ¡Papá, mamá! ¡Ann, lego a cacha! –balbuceó Iván al verme-

Iván no podía pronunciar correctamente mi nombre, así que me decía “Ann”
Bueno, la verdad, aún no podía pronunciar muy bien ninguna palabra con mas de 
dos sílabas.

Lo alcé en mis brazos y deposité en beso en su mejilla, el rió con fuerza.

-          ¡Lyann! –dijo mamá al verme- ¡Hija mía! ¿Cómo estás? ¡Siéntate! ¿Tienes hambre?

-          No mucho –después de ese escándalo fuera de “Richy’s”, no mucho- Pero gracias… ¿Y papá?

-          Estaba hablando con alguien por teléfono, vuelve enseguida. ¿Me ayudas a colocar los platos? –dijo entregándome algunos-

-          ¡Ann, Ann! –dijo Iván- ¡Yo ya she a comer con “trenedor”! –balbuceó-

-          ¡¿En serio?! –intenté lucir sorprendida-

Comencé a colocar los platos, y los servicios. Pero cuando tenía la mesa casi lista me di cuenta de que había cinco puestos y no cuatro.

-          ¡Mamá! –grité en dirección a la cocina- ¿Vendrá alguien de visita hoy?

-          ¡Oh si, si! –afirmó ella- ¡Pero es una sorpresa hija!

-          ¿Una sorpresa? –alcé una ceja-

-          ¡Si, si! ¡Llegará en un rato más! ¿Puedes poner esta ensalada, cariño? –dijo pasándome un plato lleno de tomates-

¿Una sorpresa? Por favor no… Mas sorpresas no.

Ya había tenido suficiente con Andrew y sus misterios…

-          ¿Lyann? –escuché la voz de papá en el pasillo- ¿Cómo estás hija?

-          Hola papá –lo abracé- Estoy bien, gracias. Mamá dijo que vendría alguien ¿Sabes quien es?

-          ¿Karen? –se dirigió papá a mamá- ¿Le dijiste algo a Lyann sobre “eso”?

Mamá sonrió y se escondió en la cocina. Era una niña.

Ambas reímos y papá nos miró haciéndonos sentir culpables.

Había terminado de colocar las ensaladas cuando tocaron el timbre.

Mamá estaba ocupada terminado los spaguettis que había preparado y papá estaba afuera de la casa regando las masetas.

Así que claramente tenía que abrir yo a quien sea que haya tocado.

Abrí la puerta delantera y tuve que parpadear dos veces para saber si era real lo que veía.

No… Tres veces.


Alto, cabello ondulado color café claro, tez algo morena y ojos verdes. Llevaba jeans claros y una camisa color caqui.

-          ¿Lyann? –habló el hermoso extraño- ¿Lyann? ¿Eres tú?

-          ¿Cómo sabes mi nombre? –me coloqué a la defensiva-

No porque sea un chico lindo tenía que dejarme engañar.

Ya me había dado cuenta que las apariencias engañaban, en especial si se trataba de Andrew.

-          ¿No me recuerdas? –alzó una ceja- Soy Dan –sonrió-

-          ¿Dan? –recordé- ¡Oh! ¡Dan, cuanto sin verte! ¡Pasa, pasa! –lo dejé entrar-

Dan…

Hace mucho que no lo veía.

Dan o Danny era un vecino que tenía cuando era pequeña.

Además de que nos considerábamos como hermanos, ya que ambos teníamos los ojos verdes.

-          No puedo creer que nos volvamos a ver –le dije mientras nos sentábamos a la mesa-

-          Yo tampoco… Cuando tu madre me reconoció en la empresa, me invitó a almorzar a su casa, pero jamás creí que aún estuvieses viviendo aquí. –sonrió-

-          No, no estoy viviendo aquí. –dije- Vivo en un departamento cerca de la biblioteca en la que trabajo.

-          Oh Vaya… ¿Trabajas en una biblioteca?

-          Sip ¿Tu trabajas? –pregunté mientras mamá servía los platos con abundante spaguetti-

-          Recientemente me trasladaron a la empresa de tu madre –rio- ¡Como son las coincidencias en esta vida ¿No crees?!

Asentí y esperé a que todos tomaran asiento para devorar mi plato de spaguetti.

Dan había crecido demasiado. La última vez que nos vimos fue cuando yo tenía 8 años y el 12.

Sip, Dan es mayor que yo por cuatro años… Ahora tiene 23.

Wau… Como pasan los años. Me siento como una anciana al pensar eso.

-          ¿Y que cuentas Dan? –dijo papá metiendo un poco de ensalada de tomate a su boca- ¿Alguna novedad?

-          ¿Alguna novia? –interrumpió mamá-

-          Lo siento Karen, pero no puedo cumplir con sus expectativas –rio Dan- En este momento no hay nadie en mi vida…

-          ¡Oh vaya, vaya! ¿Escuchaste eso Lyann?

Me atraganté con un… ¿Fideo? Si es que era posible.

-          ¡Mamá! –le reclamé-

Todos rieron menos yo. Hasta Iván se burló de mi.

-          ¿Qué tal si salen uno de estos días? Podrían tener una cita –insistió mamá-

-          No creo que Dan tenga libre muy pronto, esta ocupado con su trabajo ¿Verdad? –le pegué un codazo-

-          Yo… Tengo un par de días a mi favor –sonrió hacia mi- ¿Te parece mañana en la noche? ¿Ver una película?

Ahora papá era el que se atragantó con el fideo.

-          ¡E-en la noche! –seguía atragantado- ¡¿Solos?!

-          Invitaré a unos amigos, si le parece bien, señor Héctor –respondió Dan-

-          Creo que así me es mejor –se limpió con una servilleta-

Mamá izo lo mismo con la boca chorreante de salsa de tomate de Iván.

-          Entonces Lyann ¿Qué dices? –me observó Dan-

Todos me observaban esperando una respuesta.

Danny era un buen chico, lo conocía desde que era pequeña y éramos casi como hermanos.

Era respetuoso como nadie y sabía que no podría hacerme daño.

Además necesitaba conocer a alguien para sacarme a Andrew de la cabeza y creo que el destino estaba implorándome para que fuera con Dan.

-          Está bien. Iré –sonreí para él-

Mi madre sonrió de gusto e Iván la imitó. Mi padre hizo un intento fallido de no colocarse nervioso y Dan... Me miró fijamente y mostró cada uno de sus dientes perfectamente blancos.

Dan había cambiado. No, yo había cambiado.


Pasé un buen rato junto a mis padres, mi hermano y Dan.

Contamos muchas anécdotas del pasado, como cuando me caí del columpio y lloré por más de dos horas. O cuando Dan se comió la comida de su perro. O cuando salíamos a la playa con toda la familia y nosotros nos habíamos quedado enterrados en la arena… ¡Solo se veían nuestras cabezas!

Todos los recuerdos me parecían tan nostálgicos y divertidos.

Pero la hora se nos pasó velozmente y tenía que irme a mi departamento antes de que oscureciese.

Me despedí de mis padres y de Dan; y me dispuse a caminar hasta encontrar el paradero de autobús que me dejaría afuera de “Richy’s”.

Aún tenía que disculparme con Marcus.


Un auto color gris comenzó a tocarme la bocina de camino al paradero, me detuve para ver lo que quería.

Bajó el vidrio y me sonrió.

-          ¿Quieres que te lleve? –dijo Dan- Es tarde y a estas horas es peligroso caminar, más si eres una chica…

-           ¿En serio? ¿No seré una molestia? –respondí-

-          ¡Claro que no! Sube. –dijo él-

-          Pero tengo que ir a un lugar antes de mi departamento… -le expliqué-

-          No te preocupes, déjame ser tu chofer por esta noche ¿Bien?

Me había convencido, me subí en el asiento del copiloto y me puse el cinturón de seguridad.

Le dije que quería ir a “Richy’s” y le expliqué un poco el asunto.

El se rió a carcajadas y dijo que conocía el bar.



Dan me esperó afuera.

Entré al bar restaurante y divisé de inmediato a Marcus; quien me saludó detrás de la barra de bebidas.

Me dirigí a él y me dispuse a hablarle.

-          Buenas Noches, Marcus –comencé a hablar-

-          ¿Cómo estás Lyann? Shonne me dijo que querías pedirme disculpas sobre la otra noche ¿No? –se acercó- No te preocupes por esos detalles, fui yo el culpable al servirte un trago tan fuerte…

-          ¡Oh no! Marcus no es tu culpa. Perdona, fui muy insolente con tus clientes –bajé la cabeza avergonzada de mi comportamiento-

-          ¡Oh, vamos! ¿Tu crees que esos tipos no se lo merecían? Tuviste razón en todo lo que dijiste, preciosa. No te angusties.

-          Gracias por disculparme Marcus… -sonreí-

-          Hablando de otra cosa… Shonne me dijo que conociste a su hermana. –comenzó a limpiar uno de los vasos-

-          Si… -miré hacia otro lado- También hablé con ella hoy en la tarde.

-          ¿En serio? Esa chica… -sonrió- ¿A que no es preciosa? Tiene los mismos ojos de su madre. Puede ser un poco testaruda a veces, pero ya ves como son las chicas de su edad. Solo hay que soportarlas ¿No crees?

-          Supongo…

-          Me gustaría que te hicieras su amiga –me propuso Marcus- No es de tener muchas, y las amigas que he conocido de ella son de puro interés… -suspiró- Tu eres una buena chica, apuesto a que se llevaran bien.

Si claro… Después de casi llamarla hija de puta… Ni en sueños.

-          Lo intentaré… -mentí- Ahora… Emmm… Tengo que irme, me esperan afuera.

-          Oh, claro. Ve –dijo Marcus apuntando con la barbilla la puerta principal- Fue un placer verte de nuevo, querida.

-          El placer fue mío –dije y salí del bar-

Me subí casi de inmediato a auto de Dan.

Le dije que todo había salido bien y nos dirigimos al departamento.

Cuando llegamos al edificio, Dan se bajó del auto conmigo, y de tanta conversación no me di cuenta cuando ambos ya habíamos subido al ascensor.

-          ¿Vives sola? –preguntó Dan-

-          No, vivo con Sam. Una amiga que conocí en el trabajo, ella me ofreció venirme a vivir aquí. –le expliqué-

-          Ah, ya veo. ¿Se te ha hecho difícil?

Por culpa de Andrew si.

-          Mmmm… Más o menos. Los vecinos son un poco testarudos a veces. –respondí-

La puerta del ascensor se abrió y ambos caminamos fuera de él. Pero me tropecé con el borde y estuve apunto de caer, pero Dan se encargó de que no fuera así.

-          Ten más cuidado ¿Ok? –dijo él-

-          Ok. Gracias

Dan no había soltado mi mano. Su mano era más grande de lo que recordaba y hasta me hacía sentir reconfortada y protegida.

-          ¿Tu mano encogió o la mía parece ser la de un gigante? –rió-

-          Quizás ambas –reí con él-

-          ¿Recuerdas que siempre nos tomábamos las manos cuando éramos pequeños? –recordó él- Tu siempre me decías que la necesitabas… ¡Qué nostálgico sonó eso!

-          Sip. Te has vuelto todo un anciano –reí-

-          Ahora… ¿Dónde está tu departamento? –buscó-

-          Es el 626… El tercero de la derecha.

-          ¡Oh, oh! ¡Ya lo vi!

Y sin soltarme de la mano nos dirigimos hacia allá.

Era tan nostálgico, me traía muchos recuerdos.

Me dejó en la puerta de mi departamento y se despidió de mí. Dijo que me pasaría a buscar mañana a las seis.

Dan, tu mano es reconfortante.

Quizás tú puedas ayudarme a olvidar a Andrew…



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