31 de enero de 2015

Un Maldito Seductor / Capítulo 7

Capítulo 7: “99 misterios de Andrew”


Podía sentir sus dedos acariciando mi cintura.

Su respiración era calmada.

Me colocaba algo nerviosa pensar que habíamos dormido juntos así de cerca, y con eso, un mar de mariposas llegó a mi estómago.

Creo que las mariposas son algo violentas, y agregándole mi dolor de cabeza, no resistí más.

Un líquido amargo comenzó a subir por mi garganta.

Me levanté bruscamente de la cama y fui en dirección al baño. Gracias a que la estructura de los departamentos era la misma, sabía en donde se encontraba.

Abrí la puerta escandalosamente y vacié mi estómago en el retrete.

Al ver lo que había dejado en el baño de Andrew, vomité una vez más.

¡Asco!


-          ¡Lyann! –se asomó Andrew por la puerta del cuarto de baño- ¡Oh, rayos! ¿Estás bien?

-          ¿Tú crees? –tiré de la cadena y me senté en el suelo recostada en la taza de baño-

Andrew se puso de cuclillas frente a mí y colocó unos de mis mechones de pelo tras mi oreja.

Mi corazón dio un salto.

-          Mírate, estás desastrosa –dijo sereno-

-          Oh… Gracias por tu cumplido –le dije irónica-

-          Pareciese como si esta hubiese sido tu peor resaca –rió-

-          Créeme, he tenido peores -dije-

-          ¿Quieres algo para tu cabeza? –dijo él colocándose de pie-

-          Por favor…

-          Cuando puedas levantarte ve a la cocina.

Con eso desapareció de mi campo de visión, o lo poco que me quedaba de él.

Me levanté lentamente del suelo y me afirme en el lavamanos.

Levanté mi vista para verme en el espejo.

Ojeras, cabello completamente despeinado, tez pálida y cansada, y que decir de mi aliento olor a vómito…

¡Estaba horrenda! Y Andrew me había visto así… Perfecto…

Tomé unos de los peines y lo pasé rápidamente por mi cabello, me arranqué unos cuantos mechones en el proceso.

Me lavé la cara y le robé a Andrew algo de enjuague bucal.

Bien… Ahora solo parecía como si no hubiese dormido en toda la noche…

Me dirigí a la cocina para ver a un Andrew preparando tostadas y café.

En la mesa había dos tazas, queso, mermelada, jamón, manjar, azúcar, y algo de fruta.

-          ¿Mejor? –dijo Andrew hacia mi, sirviendo las tostadas en la mesa-

-          Mi cabeza aún duele como los mil rayos… Pero si, mejor… -me crucé de brazos-

-          Siéntate, te traeré una aspirina.

Obedecí mientras veía que abría uno de los estantes altos y sacaba una pastilla.

Me la ofreció junto con un vaso de agua.

-          Gracias –la recibí y me la tomé de un trago-

-          No hay de qué.

Andrew sirvió el café y se sentó para disfrutarlo con una tostada con mermelada.

Lo imité y me serví una tostada con manjar. Después de todo mi estómago estaba vacío y moría de hambre.

Esperen un momento… ¡¿Qué rayos hago yo en el departamento de Andrew?! 
¡¿Por qué estoy jugando a la casita con él?!

Respiré profundamente, me calmé y dije.

-          ¡¿Cómo es que desperté en tu casa?!

Bien… No me había calmado…

-          No grites en el desayuno, boba… Aún te duele la cabeza. Come y luego hablamos ¿Ok? –dijo y tomó otro sorbo de su café-

Ok… Ahora Andrew era el chico maduro y sereno que nunca fue antes.

Suspiré y obedecí devorando mi apetitoso desayuno.

Andrew terminó de desayunar y dejó su taza en el fregadero, me dispuse a hacer lo mismo, pero también levantó mi taza.

-          Gracias por el desayuno –dije-

-          ¿Ahora estas más calmada? –se sentó frente a mi-

-          Si… -intenté parecer lo más calmada posible aunque no lo estuviese-

-          ¿Sabes? –dijo él apoyando los codos sobre la mesa- Me gusta como se te ve mi camiseta…

Abrí los ojos de par en par. ¡¿SU qué?!

Aparté mi silla de la mesa para mirar lo que traía puesto.

No era mi vestido verde agua… Era una camiseta larga, color celeste que llegaba casi hasta mis rodillas. Traía una frase estampada que decía “Cuidado con lo que ves”

Mi cara ardía y miré de reojo a Andrew. Estaba sonriendo maliciosamente. Era su camiseta…

¡Ay Dios Mío! ¡¿Qué pasó anoche?!

Me aseguré si traía ropa interior… Y si… Ahí estaban mis bragas azul noche…

-          No me digas que no te habías dado cuenta que no traías tu vestido nuevo. –dijo Andrew-

-          No… Yo no… -tartamudeé, debía de tener el tono más “rojo vergüenza” que exista- ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Por qué estoy en tu departamento? ¿Por qué llevo puesta tu camiseta?

-          ¿Quieres que te diga la verdad? –alzó una ceja-

Yo tragué saliva y asentí… Me sentía como en esa película, en la que unos chicos 
van a una fiesta de solteros y despiertan a la mañana siguiente en un lugar desconocido, con un diente menos y rapados…

Ahora era momento de saber… Que demonios hice anoche…

-          Después de que te embriagaste en “Richy’s” –comenzó a decir Andrew- Me dijiste que querías conocer mi departamento… Yo estuve de acuerdo, pero apenas llegamos, me dijiste que me encontrabas muy sexy, que no te podías resistir a mis encantos y que querías dármelo todo de ti. Yo no podía rechazar la oferta de una dama que se me proponía de esa manera, así que me llevaste a mi habitación… Y ahí… ¡Oh Wau! ¡Solo recordarlo me enciende! No sabía que eras de esas Lyann.  


¿Mi cara podía volverse más roja de lo que estaba antes? Pues si podía lo hizo…

¡Yo me abalance hacía Andrew! ¡Me le propuse!

-          Es… decir… -tragué saliva- T-tú… y yo… -lo apunté-

-          Si Lyann… Tu yo lo hicimos…

Oh no, oh no, oh rayos, trágame tierra, mierda, mierda, mierda, mierda… ¡Mierda!

Era mi primera vez… Y ni siquiera lo recordaba.

¿Usamos protección? ¿Era por eso que Andrew estaba tan sereno? ¡Ay no! ¡AY NO!

Casi me desmayo ahí mismo si no fuera porque Andrew estalló en carcajadas.

-          ¡Mírate! –río- ¡Estas pálida!

-          ¡De que ríes! ¡Esto es cosa seria Andrew! –unas lagrimitas querían salir por mis ojos- ¡Era mi primera vez y ni siquiera lo recuerdo! ¡Me robaste mi virginidad, maldito violador! ¡Te aprovechaste de que no estaba consiente! ¡Te aprovechaste de mí! –un par de lagrimitas salieron por mis ojos-

-          Lyann no te alteres… De lo único que me he aprovechado es de que no sabes la verdad y puedo alterarla a mi antojo… -volvió a reir-

-          ¡… Y ni siquiera se si usamos protecci...! –hice una pausa- ¿Alterar a verdad?

-          Lyann, ¿Tú me crees capaz de aprovecharme de ti? Estaba mintiendo, boba –me sacó la lengua-

-          ¡¿Qué tu qué?! –me paré estrepitosamente de la mesa-

Ahora si estaba furiosa.

-          ¡Y yo pensando que te habías aprovechado de mí! –las lágrimas escaparon con mas facilidad de mis ojos- ¡Incluso te dije que era virgen! ¡Ahora te burlaras con mayor razón de mí! ¡Eres un imbécil insensible! –lloré-

-          Lyann… Lo siento… -se sentó cerca de mi puesto, mientras me pasaba una caja de pañuelos y me pedía que me sentara junto a él- Perdón… Pensé que sería divertido jugarte una broma…

-          ¿Y lo fue? –dije molesta limpiando mis ojos con los pañuelos desechables-

-          Para uno de nosotros lo fue –se le escapó una risita-

-          ¡Eres un imbécil! –me soné la nariz-

-          Lo soy, lo soy… Como recompensa por mi idiotez te contaré la verdad ¿De acuerdo?

Asentí.

Espero que la verdad no tenga que ver con algo peor que esto.

Andrew se dedicó a contarme lo que había ocurrido la noche pasada. Sobre el alboroto que armé en “Richy’s”, sobre “Oompa Loompa” Ronald, sobre que Sam no respondía en el departamento y que me desmayé en el baño.

¡Sobre que le había preguntado como consiguió mi número de departamento y había sobornado al guardia!

-          …Así que después de decirme eso, te dormiste apegada a mí y no me dejaste ir… Fin. –terminó de narrar Andrew- No hubo proposiciones, ni sexo… ¿Feliz?

¡Ay Dios! ¡Jamás podré ver a Marcus a la cara otra vez!

Había armado un alboroto en “Richy’s”, tenía que pedirle disculpas…

Pero algo me quedaba rondando en la mente.

-          ¿En serio conocí tu trabajo? –dije-

-          Emmm…. Si y no… -vaciló- Trabajo por contrato sacando fotografías para distintas compañías de publicidad, así que prácticamente Ronald es uno de los que tiene trabajos para mi de vez en cuando, sin contrato…

-          Comprendo…  ¿Pero tienes una compañía en específico en la que trabajes bajo contrato? Algo así como… Permanentemente… -pregunté-

-          Creo que si, se le puede llamar así… “New Art” es una compañía que publica revistas de todo tipo afuera del país. Tengo contrato en ella, y saco fotos para cinco revistas de la compañía…

-          ¡Oh vaya! Eso es genial –sonreí- Jamás pensé que Andrew Crown se abriría a mi de tal manera como para contarme de su trabajo –alcé una ceja-

-          ¿99 misterios de Andrew?

-          ¿Porqué 99?

-          Querían que fueran 100, pero como ya sabes uno, ahora son 99… -rió-

Reí con él.

Realmente me hacía olvidar todo lo que me había hecho pasar anteriormente.

Me sentía algo vacía por no recordar nada de su trabajo, como fue o que pasó exactamente.

Lo único que recordaba era que SK era hijo de Marcus y me había sorprendido lo suficiente al saber que estudiaba gastronomía.

Que Andrew me había dejado sola con Marcus para visitar nuevamente a 

Verónica y había quedado de ir a buscarla la mañana siguiente.

La mañana siguiente…

-          ¡Andrew! –me paré de la mesa- ¿Qué hora es?

-          Las doce y media ¿Por? –ladeó la cabeza-

-          ¡Ya es medio día! ¡Anoche dijiste que irías por Verónica! –lo levanté del asiento- Vístete y ve.

-          ¡Hey! Ya llamé a Marcus para decirle que iría más tarde… -me detuvo-

-          ¿Ah sí?

-          Si… -rodó los ojos- Tú deberías cambiarte, Sam debe estar preocupada porque no apareciste anoche…

-          ¿Tú crees que se molestó?

-          Obviamente, si su mejor amiga desapareció la noche completa –me sacó la lengua-

-          ¿Su mejor amiga? ¿De quien hablas? –ladeé la cabeza-

-          ¡Hablo de Sam!

-          ¡Y yo de Verónica!

-          Ni siquiera me estabas escuchando… -dijo él-

-          Andrew… ¿Le esconderás esto a Verónica? ¡¿No te arrepientes de haber pasado la noche conmigo y después ir tras ella?!

Bien… esto se había vuelto un caos…

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Mi departamento estaba vació, probablemente Sam esté en la biblioteca.

A mi me tocaba turno de tarde, así que tenía libre hasta las tres.

Me di una ducha y procuré lavar la camiseta que me había prestado Andrew.

Así que había pasado la noche con él…

Mi cara se ruborizó y me hundí en el sillón.

¡Soy una estúpida!


Pasé toda la bendita tarde leyendo un libro que me había traído Sam de la biblioteca la noche anterior.

Lo había dejado en mi habitación con una nota que decía: “Es del autor que te gusta”

Me leí el bendito libro en dos horas y ya estaba lista para salir a trabajar.
Llevé el libro conmigo a la biblioteca para agradecerle a Sam y devolverlo.

-          Buenas tardes… -saludé a Katty, unas de las empleadas del lugar-

-          Buenas –me respondió-

Katty era una chica baja, de cabello castaño claro, era muy amable con todos y era una a las que le tenía confianza.

-          ¿A que no sabes Lyann? –me dijo Katty fuera del vestidor de empleados- Entró un hermoso chico a la biblioteca…

-          ¿Cómo el “chico veo traseros sin vergüenza” de la última vez? –recordé-

Katty andaba en busca de un novio, o de alguien que la acompañara a ver las películas románticas que le gustaban tomados de la mano (Por lo que me había dicho ella). Pero todos los chicos que miraba, terminaban siendo pervertidos, groseros, chantajistas o mujeriegos… O solo inalcanzables…

-          No… No como él… Hablo en serio… -cruzó los dedos- En serio este chico es sensualmente atractivo…

-          Estas viendo visiones… Ver demasiadas películas te está afectando –bromeé-

-          Jajaja Siempre tan graciosa Lyann –pausó- ¿Ves? ¿Ves? ¡Ahí está!

Me apuntó cerca de la máquina fotocopiadora multifuncional.

Vi al supuesto chico “Adonis” con unos jeans oscuros y una camiseta blanca. Tenía el cabello negro y algo ondulado. Llevaba una mochila azul con él, y suponía que estaba imprimiendo algo.

Estaba cerca del estante en que Sam había retirado el libro que me había prestado, así que me dispuse a ver su rostro.

Katty se quedó observándome mientras me daba ánimos para que le hablara.

Mientras más me acercaba a él, mas se me hacía familiar.

-          ¿Andrew? –dijo cuando estaba a su lado-

-          ¿Lyann? –se giró hacia mi-

-          ¿Así que tú eres el supuesto chico que enamoró a Katty? –reí para mis adentros-

-          ¿Que enamoré a quién? –ladeó la cabeza-

-          A Katty, mi compañera de trabajo…. –la apunté-

Pero apenas Andrew se giró para verla, esta entró al vestidor de chicas.

-          Veo que es algo tímida… -sonrió-

-          Si, lo es –le devolví la sonrisa- A todo esto ¿Qué haces aquí? ¿Te volviste un acosador? –me crucé de brazos-

-          ¿Eso te gustaría? –se acercó más a mi, yo me aleje-

-          No has respondido mi pregunta…

-          Vine a revelar las fotos de mi cámara, iba a enviarlas por correo, pero algo ocurrió y Ronald dijo que no las había recibido. Así que se las iré a dejar personalmente…

-          ¿No se las podrías pasar en un pendrive? –tomé unas de las fotos-

Era de una chica pelirroja, alta y de tez clara. Tenía una pose muy dura, llevaba una camiseta a tiras con el estampado del ejercito y unos jeans anchos estilo vintage, todo el conjunto se unía con unos bototos negros. El fondo era de un grafiti que decía “Libertad”.

Era una foto totalmente profesional.

-          Siempre revelo las fotos que más me gustan y las guardo en un álbum, así veo mi avance y tengo como mostrar a la compañía mi profesionalismo. –reunió las fotos-

-          ¿Puedo verlas todas?

-          ¿No tuviste suficiente con esta?

-          No seas egoísta… -le reclamé-

-          Bien… Solo una más…

Me extendió las fotos e hizo que sacara una al azar.

Me fijé en una en específico. No se veía el rostro de la chica ni que usaba exactamente porque las otras fotos la tapaban, pero el la chica parecía que estuviese sentada y no tenía el mismo fondo de las demás fotos.

Intenté sacarla pero Andrew me la arrebató.

-          Todas menos esa –la guardó en su mochila-

-          ¿Qué? ¿Por qué esa no, específicamente? –intenté abrir su mochila-

El me la arrebató.

-          Ammm… Porque… -vaciló- Porque esa salió borrosa y no se ve bien…

-          No te creo…

-          Porque es de una de las chicas después de que tomamos las fotos, se había sacado el maquillaje y le saqué esa foto para burlarme de ella.

Enarqué una ceja.

No sabía si me estaba mintiendo o no.

-          ¿Es la verdad? –pregunté-

-          La verdad. A ninguna chica le gustaría que se estuviesen burlando de ella ¿No?

Mmmm…. Iba a cuestionarlo, pero en ese momento sonó su celular dentro de su mochila.

-          No se permiten los celulares dentro de la biblioteca, por favor manténgalo apagado o en tono silencioso…. –dije de memoria- Si no cumple con las condiciones confiscaremos su celular.

-          Lyann… Es urgente… -dijo después de mirar la pantalla- Déjame responder…

-          Si no cumple con las condiciones confiscaremos su celular… -quería seguir molestándolo-

-          Deja de ser un robot y déjame responder… -susurró, mientras envolvía el escandaloso celular en su camiseta-

-          ¿Sabes que la que tendrá problemas seré yo?

-          Rápido Lyann…

Rodeé los ojos y lo guié al vestidor.

Me fijé si no había nadie dentro y luego entré con él. Me quedé en la puerta para vigilar que nadie entrara mientras Andrew hablaba con quien sea que estuviese 
hablando.

-          ¿Aló? –respondió Andrew- ¿Qué, ahora? (…) Bien, espérame en mi departamento (…) Si, es esa dirección (…) Ok, ok... Te llevaré flores… (…)  Nos vemos. –y colgó-

Su rostro vagaba entre la diversión y la seriedad. No sabía que estaba pensando exactamente.

Mi curiosidad mataba. ¿Con quien hablaba Andrew?

-          ¿Curiosidad? –dijo Andrew descubriendo mis intenciones-

-          No… -mentí-

-          Si quieres saber quien es, era Verónica. Me llamaba para decirme que estaba retrasado y no la había pasado a buscar, pero que me esperará en mi departamento.

Mi corazón dolió.

Le habían pasado una aplanadora encima… Una aplanadora conducida por un hipopótamo.

-          ¿Celos? –dijo el maldito sinvergüenza-

-          ¿Celos yo? Estas loco… -rodeé los ojos-

-          Bueno… Yo decía. Después de todo lo que ha pasado tienes de derecho a ponerte celosa –me miró desafiante- Yo te doy ese derecho.

-          ¿Y quien rayos lo necesita? –enarqué una ceja- ¿No tienes una chica esperando por ti? Te estás atrasando cada vez más.

-          Tienes razón, no puedo hacerla esperar más. –caminó hacia la puerta- Nos vemos, pequeña borracha.

-          ¡¿Quién es borracha?!

Con eso salió del vestidor, dejándome molesta en muchos sentidos.

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

-          ¿Así que no pasó nada? –dijo tomando un sorbo de gaseosa-

-          Por lo que me dijo Andrew… Nada… -metí unas galletas de jengibre a mi boca-

-          Eso es aburrido… Podría jurar, por lo que me contaste el otro día, que le gustabas a Andrew

-          Creo que solo es un mujeriego que me está utilizando como su juguete cuando… Su “preciada” Verónica no está –sorbí un poco de gaseosa-

-          ¿Y esa tal Verónica es su novia? –dijo Sam-

-          No tengo la menor idea y no me importa.

-          Creo que estás celosa, Lyann…

-          ¡No lo estoy! –marqué las palabras fuertemente-

Sam me había reclamado el hecho que no llegué en toda la noche. Como castigo me hizo contarle absolutamente todo lo que me había dicho Andrew.

Y ahora estaba segura de que yo estaba celosa…

¡Ja! ¡¿Yo celosa?! ¡¿De una chica que ni siquiera conocía?! ¡Por favor…!
-          No hablemos de mi y hablemos mas de ti…. –le dije a Sam-

-          No tengo misterios que ocultar… -levantó ambas manos-

-          ¿Por qué no te sorprendiste cuando dije que SK estudiaba gastronomía? ¿Es que ya lo sabías? –la interrogué-

-          Nop… Solo no me sorprende que esté estudiando, tampoco me interesa su vida personal… -siguió bebiendo si gaseosa-

-          ¡Oh, vamos! ¡Se que entre ustedes dos hay algo de química! –reí-

-          Estoy diciéndote la verdad.

-          Ok, ok te creo… Aburrida –le saqué la lengua-

-          Mire quien lo dice, la que no admite que está celosa… -me mostró su tercer dedo-

Ambas reímos.

Adoraba  a Sam, era bueno hablar con ella y desahogarse de los problemas.

Pero siempre sentí que ella era la que mas necesitaba de mí.


-          A todo esto Lyann –se dirigió al escritorio de mi habitación- ¿Esta no es la camiseta de Andrew?

La levantó con ambas manos, como si fuese una promotora de ventas de jardín.

Recordé que debía devolvérsela.

-          Sip es esa…. –puso la camiseta celeste entre mis manos-

-          Aprovecha la oportunidad y ve a dejársela.

-          ¿Y si está con esa tal Verónica? –refunfuñe-

-          Si no estás celosa no habrá problemas, solo serás una vecina que vino a dejarle una camiseta que se le “perdió”.

Sam era tan descabellada.

-          ¿Quieres conocer a esa tal Verónica?

Asentí.

-          Entonces no seas cobarde y ve. O yo misma moveré tu trasero de este lugar y te obligaré a ir. ¿O prefieres que lo haga yo?

-          No, claro que no –tomé la camiseta entre mis manos- Iré.

Metí la camiseta de Andrew en una bolsa de género, tomé las llaves del departamento y me fui.

Tenía curiosidad… Quería saber quien era…


Estaba frente a su departamento y toqué el timbre.

Unos segundos después Andrew estaba abriéndome la puerta. Estaba con su ropa de dormir… La ropa sexy… Mmmm…

-          ¿Lyann? Emmm… -se miraba distraído-

-          Lo siento… ¿Estabas ocupado? –intenté mirar para el interior del departamento-

-          No… Es solo que… Llevas… -hizo una pausa- Llevas tus pantuflas de osito cariñosito… -rió-

Mis ojos se dirigieron a mis pies.

¡Oh vaya! Había salido tan rápido que no me fijé que las traía puestas.

-          ¡No te rías! –lo golpeé en el hombro-

-          Esto me recuerda un poco a cuando fui a ducharme a tu casa… -sonrió- Estábamos así… Aunque yo estaba al otro lado de la puerta…

Me sonrojé de inmediato.

-          Y no tan solo fui a ducharme… -se acercó más a mí- ¿Recuerdas lo que hice después?

-          ¿Burlarte de mí? –lo desafié, pero el seguía acortando distancias-

-          ¿Sabes cuanto me gusta tu pijama? –se mordió el labio inferior-

¡Oh Dios Mío! ¡Si sigo así me derretiré!

-          Si lo dices por las pantuflas de Osito cariñosito, puedo pedirle a Sam que te consiga unas. –intenté distraerlo, pero mis intentos fueron inútiles-

-          Siempre eres tan boba… -sonrió- Me pregunto… ¿Si hiciera lo de esa noche? ¿Quedarías inmóvil como pasó esa vez?

Su nariz estaba a centímetros de la mía.

Recordé la noche en que se había duchado en mi casa y en como se había despedido.

Pero no veía como que fuese a darme otro “Beso de conejito”.

No… Esta vez no iba por mi nariz, ni por mi mejilla, ni por mi frente…

El iba directamente hacia mis labios.

Vi como sus ojos se entrecerraron fijándose claramente en ellos, los míos hicieron lo mismo.

Sentí un pequeño choque eléctrico entre nosotros, y en como mi corazón no dejaba de bombear, era intenso.


-          ¿Interrumpo algo? –escuché una voz femenina tras de Andrew-

El se apartó bruscamente y giró para que sus ojos se encontraran con los de ella.

Me dio una visión perfecta.

Era una chica alta, de tez clara y cabello color cobre. Llevaba una camiseta a tiras color fucsia y un short. Andaba descalza.

Pero lo que más destacaba en ella era sus hermosos ojos azules. Totalmente delineados y unos labios color rojo vivo.

Era realmente hermosa.

Tenía los brazos cruzados, y sus ojos viajaban de Andrew hacia mi y viceversa.

-          ¿Qué está sucediendo aquí? –pregunto serena- ¿Tú debes ser Lyann, no? –se dirigió hacia mi-

-          Si –respondí automáticamente- ¿Y tú eres…?

-          Verónica… Mi nombre es Verónica Kail –se apegó más a Andrew y me extendió la mano- Un placer conocerte, Lyann.

No le correspondí el saludo.

-          Andrew… -le extendí la bolsa con la camiseta- Solo vine a dejarte la camiseta que me prestaste anoche…

Dirigí una mirada envenenada a Verónica.

Me di media vuelta y me fui, sin hacer caso a los llamados de Andrew.

¡Era un idiota! ¡Yo era una idiota!

Me sentía patética… Estaba celosa…

¡Si, lo estaba! Y me odiaba por eso.

Y todo por mi maldita curiosidad… Había descubierto quien era Verónica en la vida de Andrew.

Claramente era su novia.

Ahora eran 98 misterios de Andrew ¡Perfecto!


Y se quedarían en los putos 98…

No hay comentarios:

Publicar un comentario