Capítulo 7: “99 misterios de Andrew”
Podía
sentir sus dedos acariciando mi cintura.
Su
respiración era calmada.
Me
colocaba algo nerviosa pensar que habíamos dormido juntos así de cerca, y con
eso, un mar de mariposas llegó a mi estómago.
Creo
que las mariposas son algo violentas, y agregándole mi dolor de cabeza, no
resistí más.
Un
líquido amargo comenzó a subir por mi garganta.
Me
levanté bruscamente de la cama y fui en dirección al baño. Gracias a que la
estructura de los departamentos era la misma, sabía en donde se encontraba.
Abrí
la puerta escandalosamente y vacié mi estómago en el retrete.
Al
ver lo que había dejado en el baño de Andrew, vomité una vez más.
¡Asco!
-
¡Lyann!
–se asomó Andrew por la puerta del cuarto de baño- ¡Oh, rayos! ¿Estás bien?
-
¿Tú
crees? –tiré de la cadena y me senté en el suelo recostada en la taza de baño-
Andrew
se puso de cuclillas frente a mí y colocó unos de mis mechones de pelo tras mi
oreja.
Mi
corazón dio un salto.
-
Mírate,
estás desastrosa –dijo sereno-
-
Oh…
Gracias por tu cumplido –le dije irónica-
-
Pareciese
como si esta hubiese sido tu peor resaca –rió-
-
Créeme,
he tenido peores -dije-
-
¿Quieres
algo para tu cabeza? –dijo él colocándose de pie-
-
Por
favor…
-
Cuando
puedas levantarte ve a la cocina.
Con
eso desapareció de mi campo de visión, o lo poco que me quedaba de él.
Me
levanté lentamente del suelo y me afirme en el lavamanos.
Levanté
mi vista para verme en el espejo.
Ojeras,
cabello completamente despeinado, tez pálida y cansada, y que decir de mi
aliento olor a vómito…
¡Estaba
horrenda! Y Andrew me había visto así… Perfecto…
Tomé
unos de los peines y lo pasé rápidamente por mi cabello, me arranqué unos
cuantos mechones en el proceso.
Me
lavé la cara y le robé a Andrew algo de enjuague bucal.
Bien…
Ahora solo parecía como si no hubiese dormido en toda la noche…
Me dirigí
a la cocina para ver a un Andrew preparando tostadas y café.
En
la mesa había dos tazas, queso, mermelada, jamón, manjar, azúcar, y algo de
fruta.
-
¿Mejor?
–dijo Andrew hacia mi, sirviendo las tostadas en la mesa-
-
Mi
cabeza aún duele como los mil rayos… Pero si, mejor… -me crucé de brazos-
-
Siéntate,
te traeré una aspirina.
Obedecí
mientras veía que abría uno de los estantes altos y sacaba una pastilla.
Me
la ofreció junto con un vaso de agua.
-
Gracias
–la recibí y me la tomé de un trago-
-
No
hay de qué.
Andrew
sirvió el café y se sentó para disfrutarlo con una tostada con mermelada.
Lo
imité y me serví una tostada con manjar. Después de todo mi estómago estaba
vacío y moría de hambre.
Esperen
un momento… ¡¿Qué rayos hago yo en el departamento de Andrew?!
¡¿Por qué estoy
jugando a la casita con él?!
Respiré
profundamente, me calmé y dije.
-
¡¿Cómo
es que desperté en tu casa?!
Bien…
No me había calmado…
-
No
grites en el desayuno, boba… Aún te duele la cabeza. Come y luego hablamos ¿Ok?
–dijo y tomó otro sorbo de su café-
Ok…
Ahora Andrew era el chico maduro y sereno que nunca fue antes.
Suspiré
y obedecí devorando mi apetitoso desayuno.
Andrew
terminó de desayunar y dejó su taza en el fregadero, me dispuse a hacer lo
mismo, pero también levantó mi taza.
-
Gracias
por el desayuno –dije-
-
¿Ahora
estas más calmada? –se sentó frente a mi-
-
Si…
-intenté parecer lo más calmada posible aunque no lo estuviese-
-
¿Sabes?
–dijo él apoyando los codos sobre la mesa- Me gusta como se te ve mi camiseta…
Abrí
los ojos de par en par. ¡¿SU qué?!
Aparté
mi silla de la mesa para mirar lo que traía puesto.
No
era mi vestido verde agua… Era una camiseta larga, color celeste que llegaba
casi hasta mis rodillas. Traía una frase estampada que decía “Cuidado con lo que ves”
Mi
cara ardía y miré de reojo a Andrew. Estaba sonriendo maliciosamente. Era su
camiseta…
¡Ay
Dios Mío! ¡¿Qué pasó anoche?!
Me
aseguré si traía ropa interior… Y si… Ahí estaban mis bragas azul noche…
-
No
me digas que no te habías dado cuenta que no traías tu vestido nuevo. –dijo
Andrew-
-
No…
Yo no… -tartamudeé, debía de tener el tono más “rojo vergüenza” que exista-
¿Qué fue lo que sucedió? ¿Por qué estoy en tu departamento? ¿Por qué llevo
puesta tu camiseta?
-
¿Quieres
que te diga la verdad? –alzó una ceja-
Yo
tragué saliva y asentí… Me sentía como en esa película, en la que unos chicos
van a una fiesta de solteros y despiertan a la mañana siguiente en un lugar
desconocido, con un diente menos y rapados…
Ahora
era momento de saber… Que demonios hice anoche…
-
Después
de que te embriagaste en “Richy’s”
–comenzó a decir Andrew- Me dijiste que querías conocer mi departamento… Yo
estuve de acuerdo, pero apenas llegamos, me dijiste que me encontrabas muy
sexy, que no te podías resistir a mis encantos y que querías dármelo todo de ti.
Yo no podía rechazar la oferta de una dama que se me proponía de esa manera,
así que me llevaste a mi habitación… Y ahí… ¡Oh Wau! ¡Solo recordarlo me
enciende! No sabía que eras de esas Lyann.
¿Mi
cara podía volverse más roja de lo que estaba antes? Pues si podía lo hizo…
¡Yo
me abalance hacía Andrew! ¡Me le propuse!
-
Es…
decir… -tragué saliva- T-tú… y yo… -lo apunté-
-
Si
Lyann… Tu yo lo hicimos…
Oh
no, oh no, oh rayos, trágame tierra, mierda, mierda, mierda, mierda… ¡Mierda!
Era
mi primera vez… Y ni siquiera lo recordaba.
¿Usamos
protección? ¿Era por eso que Andrew estaba tan sereno? ¡Ay no! ¡AY NO!
Casi
me desmayo ahí mismo si no fuera porque Andrew estalló en carcajadas.
-
¡Mírate!
–río- ¡Estas pálida!
-
¡De
que ríes! ¡Esto es cosa seria Andrew! –unas lagrimitas querían salir por mis
ojos- ¡Era mi primera vez y ni siquiera lo recuerdo! ¡Me robaste mi virginidad,
maldito violador! ¡Te aprovechaste de que no estaba consiente! ¡Te aprovechaste
de mí! –un par de lagrimitas salieron por mis ojos-
-
Lyann
no te alteres… De lo único que me he aprovechado es de que no sabes la verdad y
puedo alterarla a mi antojo… -volvió a reir-
-
¡…
Y ni siquiera se si usamos protecci...! –hice una pausa- ¿Alterar a verdad?
-
Lyann,
¿Tú me crees capaz de aprovecharme de ti? Estaba mintiendo, boba –me sacó la
lengua-
-
¡¿Qué
tu qué?! –me paré estrepitosamente de la mesa-
Ahora
si estaba furiosa.
-
¡Y
yo pensando que te habías aprovechado de mí! –las lágrimas escaparon con mas
facilidad de mis ojos- ¡Incluso te dije que era virgen! ¡Ahora te burlaras con
mayor razón de mí! ¡Eres un imbécil insensible! –lloré-
-
Lyann…
Lo siento… -se sentó cerca de mi puesto, mientras me pasaba una caja de
pañuelos y me pedía que me sentara junto a él- Perdón… Pensé que sería
divertido jugarte una broma…
-
¿Y
lo fue? –dije molesta limpiando mis ojos con los pañuelos desechables-
-
Para
uno de nosotros lo fue –se le escapó una risita-
-
¡Eres
un imbécil! –me soné la nariz-
-
Lo
soy, lo soy… Como recompensa por mi idiotez te contaré la verdad ¿De acuerdo?
Asentí.
Espero
que la verdad no tenga que ver con algo peor que esto.
Andrew
se dedicó a contarme lo que había ocurrido la noche pasada. Sobre el alboroto
que armé en “Richy’s”, sobre “Oompa
Loompa” Ronald, sobre que Sam no respondía en el departamento y que me desmayé
en el baño.
¡Sobre
que le había preguntado como consiguió mi número de departamento y había
sobornado al guardia!
-
…Así
que después de decirme eso, te dormiste apegada a mí y no me dejaste ir… Fin.
–terminó de narrar Andrew- No hubo proposiciones, ni sexo… ¿Feliz?
¡Ay
Dios! ¡Jamás podré ver a Marcus a la cara otra vez!
Había
armado un alboroto en “Richy’s”,
tenía que pedirle disculpas…
Pero
algo me quedaba rondando en la mente.
-
¿En
serio conocí tu trabajo? –dije-
-
Emmm….
Si y no… -vaciló- Trabajo por contrato sacando fotografías para distintas
compañías de publicidad, así que prácticamente Ronald es uno de los que tiene
trabajos para mi de vez en cuando, sin contrato…
-
Comprendo… ¿Pero tienes una compañía en específico en la
que trabajes bajo contrato? Algo así como… Permanentemente… -pregunté-
-
Creo
que si, se le puede llamar así… “New Art”
es una compañía que publica revistas de todo tipo afuera del país. Tengo
contrato en ella, y saco fotos para cinco revistas de la compañía…
-
¡Oh
vaya! Eso es genial –sonreí- Jamás pensé que Andrew Crown se abriría a mi de
tal manera como para contarme de su trabajo –alcé una ceja-
-
¿99
misterios de Andrew?
-
¿Porqué
99?
-
Querían
que fueran 100, pero como ya sabes uno, ahora son 99… -rió-
Reí
con él.
Realmente
me hacía olvidar todo lo que me había hecho pasar anteriormente.
Me
sentía algo vacía por no recordar nada de su trabajo, como fue o que pasó
exactamente.
Lo
único que recordaba era que SK era hijo de Marcus y me había sorprendido lo
suficiente al saber que estudiaba gastronomía.
Que
Andrew me había dejado sola con Marcus para visitar nuevamente a
Verónica y
había quedado de ir a buscarla la mañana siguiente.
La
mañana siguiente…
-
¡Andrew!
–me paré de la mesa- ¿Qué hora es?
-
Las
doce y media ¿Por? –ladeó la cabeza-
-
¡Ya
es medio día! ¡Anoche dijiste que irías por Verónica! –lo levanté del asiento-
Vístete y ve.
-
¡Hey!
Ya llamé a Marcus para decirle que iría más tarde… -me detuvo-
-
¿Ah
sí?
-
Si…
-rodó los ojos- Tú deberías cambiarte, Sam debe estar preocupada porque no
apareciste anoche…
-
¿Tú
crees que se molestó?
-
Obviamente,
si su mejor amiga desapareció la noche completa –me sacó la lengua-
-
¿Su
mejor amiga? ¿De quien hablas? –ladeé la cabeza-
-
¡Hablo
de Sam!
-
¡Y
yo de Verónica!
-
Ni
siquiera me estabas escuchando… -dijo él-
-
Andrew…
¿Le esconderás esto a Verónica? ¡¿No te arrepientes de haber pasado la noche
conmigo y después ir tras ella?!
Bien…
esto se había vuelto un caos…
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Mi
departamento estaba vació, probablemente Sam esté en la biblioteca.
A mi
me tocaba turno de tarde, así que tenía libre hasta las tres.
Me
di una ducha y procuré lavar la camiseta que me había prestado Andrew.
Así
que había pasado la noche con él…
Mi
cara se ruborizó y me hundí en el sillón.
¡Soy
una estúpida!
Pasé
toda la bendita tarde leyendo un libro que me había traído Sam de la biblioteca
la noche anterior.
Lo
había dejado en mi habitación con una nota que decía: “Es del autor que te gusta”
Me
leí el bendito libro en dos horas y ya estaba lista para salir a trabajar.
Llevé
el libro conmigo a la biblioteca para agradecerle a Sam y devolverlo.
-
Buenas
tardes… -saludé a Katty, unas de las empleadas del lugar-
-
Buenas
–me respondió-
Katty
era una chica baja, de cabello castaño claro, era muy amable con todos y era
una a las que le tenía confianza.
-
¿A
que no sabes Lyann? –me dijo Katty fuera del vestidor de empleados- Entró un
hermoso chico a la biblioteca…
-
¿Cómo
el “chico veo traseros sin vergüenza” de la última vez? –recordé-
Katty
andaba en busca de un novio, o de alguien que la acompañara a ver las películas
románticas que le gustaban tomados de la mano (Por lo que me había dicho ella).
Pero todos los chicos que miraba, terminaban siendo pervertidos, groseros,
chantajistas o mujeriegos… O solo inalcanzables…
-
No…
No como él… Hablo en serio… -cruzó los dedos- En serio este chico es
sensualmente atractivo…
-
Estas
viendo visiones… Ver demasiadas películas te está afectando –bromeé-
-
Jajaja
Siempre tan graciosa Lyann –pausó- ¿Ves? ¿Ves? ¡Ahí está!
Me
apuntó cerca de la máquina fotocopiadora multifuncional.
Vi
al supuesto chico “Adonis” con unos jeans oscuros y una camiseta blanca. Tenía
el cabello negro y algo ondulado. Llevaba una mochila azul con él, y suponía
que estaba imprimiendo algo.
Estaba
cerca del estante en que Sam había retirado el libro que me había prestado, así
que me dispuse a ver su rostro.
Katty
se quedó observándome mientras me daba ánimos para que le hablara.
Mientras
más me acercaba a él, mas se me hacía familiar.
-
¿Andrew?
–dijo cuando estaba a su lado-
-
¿Lyann?
–se giró hacia mi-
-
¿Así
que tú eres el supuesto chico que enamoró a Katty? –reí para mis adentros-
-
¿Que
enamoré a quién? –ladeó la cabeza-
-
A
Katty, mi compañera de trabajo…. –la apunté-
Pero
apenas Andrew se giró para verla, esta entró al vestidor de chicas.
-
Veo
que es algo tímida… -sonrió-
-
Si,
lo es –le devolví la sonrisa- A todo esto ¿Qué haces aquí? ¿Te volviste un
acosador? –me crucé de brazos-
-
¿Eso
te gustaría? –se acercó más a mi, yo me aleje-
-
No
has respondido mi pregunta…
-
Vine
a revelar las fotos de mi cámara, iba a enviarlas por correo, pero algo ocurrió
y Ronald dijo que no las había recibido. Así que se las iré a dejar
personalmente…
-
¿No
se las podrías pasar en un pendrive? –tomé unas de las fotos-
Era
de una chica pelirroja, alta y de tez clara. Tenía una pose muy dura, llevaba
una camiseta a tiras con el estampado del ejercito y unos jeans anchos estilo
vintage, todo el conjunto se unía con unos bototos negros. El fondo era de un
grafiti que decía “Libertad”.
Era
una foto totalmente profesional.
-
Siempre
revelo las fotos que más me gustan y las guardo en un álbum, así veo mi avance
y tengo como mostrar a la compañía mi profesionalismo. –reunió las fotos-
-
¿Puedo
verlas todas?
-
¿No
tuviste suficiente con esta?
-
No
seas egoísta… -le reclamé-
-
Bien…
Solo una más…
Me
extendió las fotos e hizo que sacara una al azar.
Me
fijé en una en específico. No se veía el rostro de la chica ni que usaba
exactamente porque las otras fotos la tapaban, pero el la chica parecía que
estuviese sentada y no tenía el mismo fondo de las demás fotos.
Intenté
sacarla pero Andrew me la arrebató.
-
Todas
menos esa –la guardó en su mochila-
-
¿Qué?
¿Por qué esa no, específicamente? –intenté abrir su mochila-
El
me la arrebató.
-
Ammm…
Porque… -vaciló- Porque esa salió borrosa y no se ve bien…
-
No
te creo…
-
Porque
es de una de las chicas después de que tomamos las fotos, se había sacado el
maquillaje y le saqué esa foto para burlarme de ella.
Enarqué
una ceja.
No
sabía si me estaba mintiendo o no.
-
¿Es
la verdad? –pregunté-
-
La
verdad. A ninguna chica le gustaría que se estuviesen burlando de ella ¿No?
Mmmm….
Iba a cuestionarlo, pero en ese momento sonó su celular dentro de su mochila.
-
No
se permiten los celulares dentro de la biblioteca, por favor manténgalo apagado
o en tono silencioso…. –dije de memoria- Si no cumple con las condiciones
confiscaremos su celular.
-
Lyann…
Es urgente… -dijo después de mirar la pantalla- Déjame responder…
-
Si
no cumple con las condiciones confiscaremos su celular… -quería seguir
molestándolo-
-
Deja
de ser un robot y déjame responder… -susurró, mientras envolvía el escandaloso
celular en su camiseta-
-
¿Sabes
que la que tendrá problemas seré yo?
-
Rápido
Lyann…
Rodeé
los ojos y lo guié al vestidor.
Me
fijé si no había nadie dentro y luego entré con él. Me quedé en la puerta para
vigilar que nadie entrara mientras Andrew hablaba con quien sea que estuviese
hablando.
-
¿Aló?
–respondió Andrew- ¿Qué, ahora? (…) Bien, espérame en mi departamento (…) Si,
es esa dirección (…) Ok, ok... Te llevaré flores… (…) Nos vemos. –y colgó-
Su
rostro vagaba entre la diversión y la seriedad. No sabía que estaba pensando
exactamente.
Mi
curiosidad mataba. ¿Con quien hablaba Andrew?
-
¿Curiosidad?
–dijo Andrew descubriendo mis intenciones-
-
No…
-mentí-
-
Si
quieres saber quien es, era Verónica. Me llamaba para decirme que estaba
retrasado y no la había pasado a buscar, pero que me esperará en mi
departamento.
Mi
corazón dolió.
Le
habían pasado una aplanadora encima… Una aplanadora conducida por un
hipopótamo.
-
¿Celos?
–dijo el maldito sinvergüenza-
-
¿Celos
yo? Estas loco… -rodeé los ojos-
-
Bueno…
Yo decía. Después de todo lo que ha pasado tienes de derecho a ponerte celosa
–me miró desafiante- Yo te doy ese derecho.
-
¿Y
quien rayos lo necesita? –enarqué una ceja- ¿No tienes una chica esperando por
ti? Te estás atrasando cada vez más.
-
Tienes
razón, no puedo hacerla esperar más. –caminó hacia la puerta- Nos vemos,
pequeña borracha.
-
¡¿Quién
es borracha?!
Con
eso salió del vestidor, dejándome molesta en muchos sentidos.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
-
¿Así
que no pasó nada? –dijo tomando un sorbo de gaseosa-
-
Por
lo que me dijo Andrew… Nada… -metí unas galletas de jengibre a mi boca-
-
Eso
es aburrido… Podría jurar, por lo que me contaste el otro día, que le gustabas
a Andrew
-
Creo
que solo es un mujeriego que me está utilizando como su juguete cuando… Su
“preciada” Verónica no está –sorbí un poco de gaseosa-
-
¿Y
esa tal Verónica es su novia? –dijo Sam-
-
No
tengo la menor idea y no me importa.
-
Creo
que estás celosa, Lyann…
-
¡No
lo estoy! –marqué las palabras fuertemente-
Sam
me había reclamado el hecho que no llegué en toda la noche. Como castigo me
hizo contarle absolutamente todo lo que me había dicho Andrew.
Y
ahora estaba segura de que yo estaba celosa…
¡Ja!
¡¿Yo celosa?! ¡¿De una chica que ni siquiera conocía?! ¡Por favor…!
-
No
hablemos de mi y hablemos mas de ti…. –le dije a Sam-
-
No
tengo misterios que ocultar… -levantó ambas manos-
-
¿Por
qué no te sorprendiste cuando dije que SK estudiaba gastronomía? ¿Es que ya lo
sabías? –la interrogué-
-
Nop…
Solo no me sorprende que esté estudiando, tampoco me interesa su vida personal…
-siguió bebiendo si gaseosa-
-
¡Oh,
vamos! ¡Se que entre ustedes dos hay algo de química! –reí-
-
Estoy
diciéndote la verdad.
-
Ok,
ok te creo… Aburrida –le saqué la lengua-
-
Mire
quien lo dice, la que no admite que está celosa… -me mostró su tercer dedo-
Ambas
reímos.
Adoraba a Sam, era bueno hablar con ella y
desahogarse de los problemas.
Pero
siempre sentí que ella era la que mas necesitaba de mí.
-
A
todo esto Lyann –se dirigió al escritorio de mi habitación- ¿Esta no es la
camiseta de Andrew?
La
levantó con ambas manos, como si fuese una promotora de ventas de jardín.
Recordé
que debía devolvérsela.
-
Sip
es esa…. –puso la camiseta celeste entre mis manos-
-
Aprovecha
la oportunidad y ve a dejársela.
-
¿Y
si está con esa tal Verónica? –refunfuñe-
-
Si
no estás celosa no habrá problemas, solo serás una vecina que vino a dejarle
una camiseta que se le “perdió”.
Sam
era tan descabellada.
-
¿Quieres
conocer a esa tal Verónica?
Asentí.
-
Entonces
no seas cobarde y ve. O yo misma moveré tu trasero de este lugar y te obligaré
a ir. ¿O prefieres que lo haga yo?
-
No,
claro que no –tomé la camiseta entre mis manos- Iré.
Metí
la camiseta de Andrew en una bolsa de género, tomé las llaves del departamento
y me fui.
Tenía
curiosidad… Quería saber quien era…
Estaba
frente a su departamento y toqué el timbre.
Unos
segundos después Andrew estaba abriéndome la puerta. Estaba con su ropa de
dormir… La ropa sexy… Mmmm…
-
¿Lyann?
Emmm… -se miraba distraído-
-
Lo
siento… ¿Estabas ocupado? –intenté mirar para el interior del departamento-
-
No…
Es solo que… Llevas… -hizo una pausa- Llevas tus pantuflas de osito cariñosito…
-rió-
Mis
ojos se dirigieron a mis pies.
¡Oh
vaya! Había salido tan rápido que no me fijé que las traía puestas.
-
¡No
te rías! –lo golpeé en el hombro-
-
Esto
me recuerda un poco a cuando fui a ducharme a tu casa… -sonrió- Estábamos así…
Aunque yo estaba al otro lado de la puerta…
Me
sonrojé de inmediato.
-
Y
no tan solo fui a ducharme… -se acercó más a mí- ¿Recuerdas lo que hice
después?
-
¿Burlarte
de mí? –lo desafié, pero el seguía acortando distancias-
-
¿Sabes
cuanto me gusta tu pijama? –se mordió el labio inferior-
¡Oh
Dios Mío! ¡Si sigo así me derretiré!
-
Si
lo dices por las pantuflas de Osito cariñosito, puedo pedirle a Sam que te consiga
unas. –intenté distraerlo, pero mis intentos fueron inútiles-
-
Siempre
eres tan boba… -sonrió- Me pregunto… ¿Si hiciera lo de esa noche? ¿Quedarías
inmóvil como pasó esa vez?
Su
nariz estaba a centímetros de la mía.
Recordé
la noche en que se había duchado en mi casa y en como se había despedido.
Pero
no veía como que fuese a darme otro “Beso de conejito”.
No…
Esta vez no iba por mi nariz, ni por mi mejilla, ni por mi frente…
El
iba directamente hacia mis labios.
Vi como
sus ojos se entrecerraron fijándose claramente en ellos, los míos hicieron lo
mismo.
Sentí
un pequeño choque eléctrico entre nosotros, y en como mi corazón no dejaba de
bombear, era intenso.
-
¿Interrumpo
algo? –escuché una voz femenina tras de Andrew-
El
se apartó bruscamente y giró para que sus ojos se encontraran con los de ella.
Me
dio una visión perfecta.
Era
una chica alta, de tez clara y cabello color cobre. Llevaba una camiseta a
tiras color fucsia y un short. Andaba descalza.
Pero
lo que más destacaba en ella era sus hermosos ojos azules. Totalmente
delineados y unos labios color rojo vivo.
Era
realmente hermosa.
Tenía
los brazos cruzados, y sus ojos viajaban de Andrew hacia mi y viceversa.
-
¿Qué
está sucediendo aquí? –pregunto serena- ¿Tú debes ser Lyann, no? –se dirigió
hacia mi-
-
Si
–respondí automáticamente- ¿Y tú eres…?
-
Verónica…
Mi nombre es Verónica Kail –se apegó más a Andrew y me extendió la mano- Un
placer conocerte, Lyann.
No
le correspondí el saludo.
-
Andrew…
-le extendí la bolsa con la camiseta- Solo vine a dejarte la camiseta que me
prestaste anoche…
Dirigí
una mirada envenenada a Verónica.
Me
di media vuelta y me fui, sin hacer caso a los llamados de Andrew.
¡Era
un idiota! ¡Yo era una idiota!
Me sentía
patética… Estaba celosa…
¡Si,
lo estaba! Y me odiaba por eso.
Y
todo por mi maldita curiosidad… Había descubierto quien era Verónica en la vida
de Andrew.
Claramente
era su novia.
Ahora
eran 98 misterios de Andrew ¡Perfecto!
Y se
quedarían en los putos 98…
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