31 de enero de 2015

Un Maldito Seductor / Capítulo 6

Capítulo 6: “¿Celoso de un Oompa Loompa?”


Jamás había discutido con una chica ebria tan agresiva como ella.

La verdad, jamás había discutido con una chica ebria.

Mi ojo derecho aún dolía por el pepino que me había lanzado a la cara y mi ropa estaba sucia con salsa de tomate.

Me había hartado.

Lyann estaba haciendo el ridículo y me estaba arrastrando a su patético show.

Opté por tomarla de la cintura y levantarla por encima de mi hombro, así la neutralizaría unos minutos para poder sacarla del lugar.

La había llevado al auto de SK y la obligué a ponerse el cinturón de seguridad, aunque me había pegado unas cuantas patadas en las costillas y una mordida en el brazo derecho.

No era una chica, era una bestia.

Me subí al auto y lo coloqué en marcha, ordenándole a Lyann que cerrara los ojos y descansara.

Me miró y obedeció sin rechistar.

No pude evitarlo… Tuve que mirarla un par de segundos antes de partir.

Siempre me habían gustado las chicas con aspecto extranjero, ya sea ojos de color claro, cabello claro y tez clara.

¡Ah! Y altas por su puesto…

Lyann no tenía nada de eso. Era una chica de cabello castaño oscuro, una piel algo morena por el sol, estatura baja y carácter dominante.

Aunque sus ojos son verdes… pero un verde oscuro. Me hacia recordar a una hada de la naturaleza o algo parecido.

Aunque no fuese mi perfil de chica perfecta, aún así mis ojos no podían evitar verla.
Buscarla…

-          Andrew… -dijo suavemente interrumpiendo mis pensamientos-

-          ¿Mmmm? –respondí, mientras fijaba mi vista al frente-

-          ¿Puedo preguntarte una cosa?

-          Pregunta lo que quieras… Mientras no sea algo estúpido

Mientras Lyann esté borracha podía esperarme cualquier cosa.

-          ¿Por qué… me besaste ayer por la noche? –soltó de repente-

Podía esperarme cualquier cosa, menos eso.

¿Por qué la besé? Aunque no fue un beso en los labios, pero aun así estuve cerca de hacerlo.

¿Por qué?

¿Por qué quería jugar con ella? No… Porque no pude evitarlo.

Pero no podía decirle eso.

-          Lyann… Verás… -comencé a inventar alguna excusa- Yo…


~ Lights go out and I can't be saved 
Tides that I tried to swim against 
You've put me down upon my knees 
Oh I beg, I beg and plead (singing) ~


Mi celular comenzó a sonar. Siempre sonaba en el momento perfecto.

Me orillé en la calle y frené delicadamente el auto mientras respondía el celular.

Vi el nombre de “Ronald” en la pantalla y rodé los ojos.

-          ¿Aló? –dije sin ganas-

-          ¿Andrew? ¡Mi muchacho de gran talento! ¿Cómo estás? ¿Ocupado? –dijo fuertemente en el altavoz-

-          Voy en camino al departamento ¿Qué quieres? –cambié el celular al lado opuesto de Lyann, no quería despertarla con los griteríos de Ronald-

-          Te necesito aquí, ahora –su voz sonó aún mas grave de lo que era-

-          Lo siento Ronald, pero hoy no puedo… Tengo cosas que hacer –miré a Lyann un momento, ella se quejó y se acomodó en el asiento-

-          Es enserio Andrew, nadie más que tú sabe hacer este trabajo ¡Vamos! –volvió a subir el tono de voz-

-          Puedes encontrarte a otro Ronald, yo paso –iba a cortarle pero su voz sonó mas desesperada esta vez-

-          ¡¿Tú crees que puedo encontrar a otro a esta hora?! ¡Te necesito a ti! ¡Eres el único que conozco que habla su idioma! –me suplicó-

-          ¿Son extranjeros? –alcé una ceja-

-          Extranjeras… -su voz se volvió sumisa- ¡Vamos! Se que te gustan pelirrojas…

No respondí.

-          ¿Andrew? –volvió a hablar Ronald desde el altavoz- Bien, bien… Solo serán diez minutos ¿Ok? Habla con ellas, has el trabajo y te marchas ¿Bien?

-          ¿Y mi paga?

-          Tengo el dinero aquí mismo. ¡Vamos hazlo por tu amigo Ronny!

-          Bien, bien… Pero me marcharé en cuanto acabe ¿Dónde estás?

-          En un callejón, cerca del aeropuerto… Me verás de inmediato –hizo una pausa- ¿Llevas tu equipo?

-          Como siempre, te espero allá –y colgué-

Eché mi cabello hacia atrás y suspiré.

¿¡Un callejón!? ¿Por qué a Ronald le encantaba ponerme en zona peligrosa?

Lyann estaba con los ojos semi-abiertos, su vestido color verde agua estaba mostrando mas de la cuenta y su cabello estaba desordenado.

Se veía adorable.

¿Cómo una chica semi-bestia pudo convertiste en esto en tan poco tiempo?

Recordé que tenía que llevarla en este estado al maldito lugar que me había dicho Ronald.

Maldije por lo bajo.

Puse el auto en marcha nuevamente y giré en dirección contraria al departamento.

-          Perdóname Lyann, creo que llegaremos más tarde de lo esperado –dije sin despegar la vista de enfrente-

Tenía que ser rápido y dejar a Lyann en su departamento. No quería llegar tarde, si era así, Sam estaría durmiendo y no me escucharía al tocar la puerta.

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Era verdad.

Ronald me había dicho que lo encontraría de inmediato.

Apenas entré al aeropuerto, divisé unas luces en un callejón que me dejaban absorto.

Ese debía ser el lugar que había armado Ronald. Siempre era tan exagerado.

Busqué estacionamiento y me bajé del auto. Saqué del portaequipaje mi maleta con mi “equipo de trabajo” y me dispuse a ir donde Ronald.

Hasta que escuché un quejido.

¡Oh claro, Lyann “la borracha” Blair”!

La vi por la ventana del auto, ella tenía los ojos muy abiertos, estaba mirándome y balbuceaba algo que no podía entender.

Abrí la puerta  para poder escucharla.

Pero en ese mismo momento sentí un codo sobre mi mejilla. Auch…

-          ¡¿Dónde piensas llevarme?! ¡Pervertido! –gritó/pataleó- ¿Y porque me ataste?

-          No te até, estúpida… Es el cinturón de seguridad –me sobé la mejilla-

-          ¿Adonde vas con esa maleta? –balbuceó-

-          No te interesa. Ahora quédate en el auto, vuelvo enseguida –dije mientras cerraba la puerta-

-          No me dejes sola… Le temo a la oscuridad y los lugares vacios…

No sabía si reírme o sorprenderme. Para molestarla, me reí.

-          ¿Así que la chica bestia le temé a la oscuridad? –reí con fuerza otra vez- No me digas ahora que duermes con un osito de peluche…

-          No hables así de “Cherry” –dijo- ¡Y no es un oso, es un conejo!

Volví a reírme con más fuerza aún, esta vez salieron un par de lágrimas por mis ojos.

-          ¡Deja de reírte! –me regañó y me golpeó el pecho-

-          ¡Es que… Esto es demasiado! ¡En serio, cuando bebes eres demasiado honesta! –sequé mis lágrimas-

-          ¡Bien! ¡Déjame sola! ¡Puedo valerme por mi misma! –se cruzó de brazos-

Sonreí y desabroché su cinturón de seguridad.

La tomé por el brazo y la obligué a bajar del auto.

-          No te puedo dejar aquí, menos en esas condiciones… Eres capaz de darle tu nombre completo y el lugar donde vives a cualquier persona que pase.

No… Cualquiera podría hacerte daño con lo indefensa que te ves.

Me sacó la lengua y arregló su vestido para que se viese mas largo.

Comenzó a temblar.

-          Andrew, tengo frío -dijo con tono de mandato-

-          Quién no con esa ropa que llevas… Parece tan gruesa como una cortina…

Moví mi mano dentro del auto y saqué la chaqueta que había metido hoy por la tarde.

Cerré la puerta y me acerqué a Lyann para abrigarla.

-          Toma –dije- ¿Mejor?

-          Gracias –noté un leve sonrojo en sus mejillas-

Sonreí.

Tomé mi maleta y me dirigí a las extravagantes luces que salían del callejón.



-          ¡Andrew! ¡Al fin llegas! –dijo Ronald mientras me daba un golpecito en la espalda-

Ronald era un hombre de mediana edad, con bigote y de estatura baja. Usaba siempre ropa formal y presentable.

Llevaba su cabello peinado hacía atrás. Siempre me pregunté cuantas capas de gel usaba como para tenerlo tan aplastado.

-          Chicas –se dirigió a un par de siluetas que no distinguía bien- El - es – Andrew –separó demasiado las palabras para que ellas le entendieran-

Me acerqué a un par de chicas que no sobrepasaban los veinte años, ambas eran altas, pelirrojas y de tez clara, pero una traía el cabello amarrado en una coleta alta, y la otra tenía el cabello suelto y rizado, con unos hermosos ojos azules que penetraban almas.

-          Ciao signore belle -dije besando su mano-  Il mio nome è Andrew. Dovrei permettere fotografie?

Ellas sonrieron y tomaron posición.

El ambiente era pandillero, la pared estaba decorada con grafitis que decían “Libertad” y “Rebeldía”. Las chicas llevaban ropa vintage y zapatos anchos.

Me fascina sacar fotografías, era mi pasión.

Abrí la maleta, saqué el trípode y mi cámara fotográfica.

Comencé a montarla cuando Ronald se acercó a mí.

-          Andrew, ¿Quién es ella? –apuntó a una Lyann que miraba para todos lados absorta del lugar-

-          La traje conmigo, porque a mi “amigo Ronny” se le ocurrió llamarme de ultima hora justo cuando la iba a dejar a su departamento… -lo enfrente-

-          Oh… Wau… Creo que interrumpí tu “apasionada” noche sexual –marcó las comillas con sus dedos-  No sabía que te gustaban las chicas simples como ella

-          Tu cállate –me fijé en mi trabajo nuevamente-

-          ¿Pero que hago con ella mientras tanto? –dijo él-

-          Fíjate en que no haga nada estúpido y cuida que no salga del estudio.

-          Parece algo boba –dijo Ronald- Dime, si era solo por esta noche ¿No podría jugar un poco con ella también?

Me harté.

-          Si la tocas, juró que te cortaré la hombría y la exhibiré como carne molida en el mercado –lo amenacé con mi metro setenta y ocho-

-          Era una broma… -alzó ambas manos- Nunca reaccionaste así cuando te pedí a la francesa de ventidos o a la española de hace tres meses.

-          Son casos diferentes… Ellas eran una putas de mierda, ahora déjame trabajar

-          Bien, bien. Pero veo que vas enserio con esta, y veo que no es siquiera extranjera… -con eso se alejó-

Tenía razón… Quizás voy demasiado en serio.

Pero cuando me imaginé a Ronald tocándola no pude evitar amenazarlo, me volvía loco.

Intenté despejarme y volver a mi trabajo.

Enfoqué a las chicas pelirrojas y saqué las primeras cinco fotografías.

-          Ragazze, li ho bisogno accanto all'altro –pronuncié claramente hacia ellas-

Aún no me olvidaba del italiano.

Ellas obedecieron de inmediato y saqué mas fotografías.

Repetí esto unas cinco veces, las chicas eran totalmente profesionales y estoy seguro que las fotos serían un éxito en la revista o la publicidad en la que Ronald las 
quisiese exhibir.

Iba a sacar la última fotografía, cuando enfoqué a Lyann sentada cerca del estudio y de la barra de aperitivos para el staff.

No pude evitarlo y tome una fotografía de ella.

De su hermoso vestido, de su cabello enredado y de sus hermosas piernas que se cruzaban ante mi campo de visión.

Ella se puso de pié y caminó a los aperitivos para comer unos rollos de jamón y queso.

-          La ringrazio molto per il vostro tempo e pazienza. E 'stato un piacere lavorare con tali belle ragazze come te. –me dirigí a las modelos con una reverencia de agradecimiento-

-          Grazie mille a voi. –dijo la de ojos azules- La prossima volta potrebbe modellare per te, tesoro –me guiñó un ojo-

Sonreí ante su gesto. Y me dirigí con mi maleta a donde estaba Lyann y Ronald.

Mis ojos se abrieron de par en par, al ver a Lyann con una copa de vino en su mano compartiendo con mi “amigo”.

-          ¿Qué se supone que haces, alcohólica? –le quité la copa y se la pasé a un impactado Ronald-

-          Bebía junto a Ronny. –hipó-

-          ¿Ronny? –miré de reojo al susodicho- ¿Así que lo llamas Ronny?

-          Solo compartíamos unas copas Andrew… -levantó ambas-

-          Terminé mi trabajo –suspiré- Las chicas están cambiándose. Ahora quiero mi paga.

-          Ten –me pasó unos cuantos billetes de buen valor- ¿Cuándo tendré las fotos?

-          Te las enviaré mañana por correo electrónico ¿Bien? –tomé a Lyann del brazo- Ahora vámonos, alcohólica –la obligué a seguirme-

-          Yo quería compartir otro ratito con Ronny –hizo un puchero- ¿Sabías que hizo de doble en Hollywood?

-          Si claro, de un chimpancé... O de unos de los sirvientes de Willy Wonka

-          ¿Un Oompa Loompa? –rió Lyann-

-          Si eso

Oompa Loompa… El apodo le quedaba perfecto.

-          ¿Estás celoso de un Oompa Loompa? –rió/hipó- ¡Jamás me lo imaginé de ti!

-          ¡¿Yo?! ¿Celoso de un Oompa Loompa como él? –reí- Estas loca.

Nos subimos al auto y me dirigí rápidamente al departamento. Quería alejarme de ese maldito Oompa Loompa, y de sus malditos trabajos.

Tenía otros publicitas que querían mis fotografías, pero por desgracia no todos pagan como Ronald, y necesitaba el dinero.

Maldición.

-          ¿Andrew? –dijo Lyann cuando la bajé del auto enfrente del departamento-

-          ¿Que sucede? –la tomé delicadamente-

-          ¿Estas molesto con Ronny? –balbuceó-

-          Deja de llamarlo Ronny. –dije cortante y la solté de inmediato-

-          ¡No es un mal tipo! –me encaró- Me dijo algo que me llamó la atención…

-          ¡¿Qué?! –me crucé de brazos, molesto- ¿Te dijo acaso que tenía un jet privado y que había viajado por todo el mundo? Porque sé que él no se mueve más que para ir al baño o tener relaciones con alguna puta…

-          ¡¡Andrew, basta!! ¡Me dijo que era la única chica a la que defendiste hasta con los dientes!

Mis ojos se abrieron de par en par. Y la vi tambalearse y caer.

Había llegado al límite, ella y yo.

Me sentía como un estúpido celoso. Pero no estaba celoso…

Ella  se sobó el trasero sin vergüenza y me miró mientras le extendía la mano.

-          Lo siento… -la levanté-

-          ¿Sientes el ponerte histérico o no sujetarme a tiempo? –me  reclamó-

-          Quizás las dos, pero siento más el colocarme eufórico –le sonreí-

-          Siempre taaaan caballeroso –me golpeó el hombro y rió a carcajadas-

-          Creo que debo llevarte al departamento, tu aliento a alcohol me está matando –tosí-

Me miró de reojo y tosió en mi rostro. Era una niña pequeña.

-          Uppss –marcó fuertemente la p- Creo que cogí un resfriado… Iré a mi departamento a descansar…

-          Eres una mocosa –le apreté fuertemente la nariz hasta que le salieron lágrimas- La sigo a su departamento mi lady…

-          Te odio… -se restregó la nariz-


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¿Cómo rayos llegué a esto?

Estaba de pie frente a la puerta de mi baño, esperando a que Lyann se dignara a salir.

Su departamento estaba cerrado con llave y Lyann no traía sus copias. Le gritamos a Sam que abriera la puerta, pero lo único que conseguimos fue que la vecina nos regañara.

Intentamos llamarla, pero no contestó. De verdad, tenía el sueño mas pesado que un elefante.

Mi último recurso era llevarla a mi departamento y que se quedara a dormir solo por esta noche.

Yo dormiría en el sofá. Así Lyann aceptó.

-          ¡Lyann! ¿Cuánto tiempo más vas a estar duchándote? –dije tocando la puerta- ¡Solo quiero lavarme los dientes!

No había respuesta.

-          ¿Lyann? –volví a tocar-

Nada.

Comencé a desesperarme.

Fui en busca de las llaves del baño y abrí la puerta desesperadamente.

Lyann estaba recostada en el piso, con la camiseta que le había prestado para que usase de pijama y el cabello húmedo.

La regadera seguía salpicando agua en su rostro.

-          ¿Lyann? –la moví- ¿Estas bien?

-          Por favor, Andrew… No te comas el pastel… El pastel es mío –balbuceó-

-          En serio… Jamás tomarás una copa de alcohol mientras te este observando. –dije levantándola-

La tomé en mis brazos y ella se apegó a mi pecho, dejando mi camisa de dormir un poco mojada.

La recosté en mi cama y la tapé con las sábanas.

¿Cómo podía ser tan indefensa y tan agresiva a la vez?

Fui directamente a lavarme los dientes y volví a la habitación. No pude evitar sacarle una fotografía con la cámara de mi celular. Aunque hubiese deseado sacar una de sus ojos de hada.

Sentí que podía caber perfectamente en mi cama junto a mí.

No me di cuenta cuando ya estaba acostado a su lado tocándole el cabello húmedo.

-          Creo que mañana por la mañana te daré algo para el refriado… -susurré- No deberías de haberte quedado dormida con el cabello húmedo…

-          Tu no me mandas –balbuceó-

-          ¿Aún dormida discutes conmigo? –reí-

-          No estoy dormida… -dijo dejando ver sus iris verdes- Solo mi cuerpo se siente demasiado pesado para pensar claramente…

-          Eso no tiene sentido… -seguí acariciando sus cabello-

-          ¿Por qué estas acostado a mi lado? –preguntó-

-          Es mi cama… Yo hago lo que quiero en ella…

-          ¿Y que harás?

-          ¿Qué quieres que haga? –le insinué, era divertido seducirla de alguna manera-

-          Dormir –respondió-

Tapé mi cara con las sábanas para no reírme tan fuerte.

-          ¿Andrew? ¿Cómo supiste el número de mi departamento? –soltó de repente-

-          ¿Qué? ¿Por qué preguntas eso ahora? –me había sorprendido-

-          Desde la noche pasada tengo la misma duda… ¿Estuviste tocando puerta por puerta?

-          No, boba –reí, ¿Siempre era tan imaginativa?- ¿Quieres la verdad? –ella asintió- Soborné al guardia de la entrada…

-          ¿En serio?

-          Sip –marqué la p igual que ella- ¿Ahora puedo hacerte yo una pregunta?

-          Ok…

-          ¿Por qué no te has enfadado si estoy acostado a tu lado?

-          Me dejaste ocupar tu ducha, tu ropa y dormir en tu cama… No puedo rezongar si me has dado todo eso…

Se acercó más a mí.

-          Además… -siguió diciendo- Tengo frio y tú eres como una estufa para mí en este momento…

La apegué más a mí pecho y envolví mis pies con los suyos.

-          Lyann… -levanté su rostro para que nos viésemos a la cara- Sei bellissima. Mi fai impazzire.

Ella solo se fijó en mis ojos y luego en mis labios. Noté como una gota de agua cristalina bajó a sus labios y entró a su boca.

Que ganas de ser esa gota de agua.

Ella cerró poco a poco los ojos y respiró profundamente.

-          Posso baciarti, Lyann?

Ella no respondió, así que solo me acerqué a sus labios y la besé delicadamente.

Sentí la humedad que desprendían de ellos, estaban cálidos. Y eran realmente suaves. Jamás me cansaría de esa sensación.

Me aparté para ver si despertaba, pero seguía dormida. Sus labios se habían separado después de besarla.

No pude evitarlo y la besé otra vez.

Me apegué más a ella, dejando que mi barbilla rozara su cabeza. Ella instintivamente se acurrucó en mi pecho.

-          Buonanotte, mia bella cinderella.

Realmente me habían atrapado. Realmente estaba celoso.

¡Si, lo admito!

A pesar de ser una chica agresiva, alcohólica y algo boba.

Me encantaba.

Y me volvía loco pensar en alguien más en mi lugar.

¡Oh rayos! Creo que Lyann ha logrado lo que otras chicas no…


Cautivarme con su simplicidad…


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