Capítulo
4: Zombie Desinfectado
Ropa,
camisetas, zapatos, perfumes…
Ropa,
camisetas, zapatos, perfumes…
Ropa,
camisetas, zapatos, perfumes…
¡Ah!
Estoy comenzando a marearme…
Se
supone que toda chica debe ser feliz en una tienda de ropa y accesorios...
Yo
no era una de ellas.
Odiaba
comprarme ropa; era aburrido, me dolían los pies y siempre terminaba enamorada
de algo que no podía comprar con mi salario de bibliotecaria y la mesada de mis
padres.
Pero
a Sam no parecía agotarle.
Ella
viajaba de un lugar a otro, cada vez enamorándose de diferentes prendas. Se supone
que vendríamos por una camiseta con una frase que Sam adoraba: “Arriba están mis ojos, inútil…”
Pero
después de que Sam comprara una en color salmón, siguió observando prendas y
prendas y prendas.
En
las cuales yo me enamoré de… ¿Diez?...
Bueno,
en fin, Sam y yo nos sentamos a descansar con un par de helados.
El
fin de acompañarla en sus compras era el hecho de que le contaría lo que pasó
con Andrew la noche anterior.
Sam
lo había descubierto al encontrar un shampoo color azul, que no era de ninguna
de las dos…
Así
que apenas compramos los helados, me vi con la obligación de contarle lo
sucedido.
-
¡¿Qué
Andrew te besó?! –dijo atónita, atragantándose con su helado-
-
Ya
te he dicho que no me besó… -lamí pacientemente mi helado- Y no tienes para que
gritar.
-
Aún
así fue demasiado para un par de conocidos… Un beso de conejito está muy cerca
de sus labios ¿No crees?
Ahora
era yo la que se atragantaba con el helado.
-
Admite
que te hubiese gustado que en ese momento te hubiera besado. –hizo un gesto
extraño con los labios-
-
No.
–respondí firme- ¿Podemos hablar de otro tema?
-
¿Cómo
el hecho de cómo supo el número de nuestro departamento? –la observe
preocupada-
-
Ese
es un buen tema…
-
¿Cómo
supo que vivíamos en el piso de arriba? –sorbió nuevamente su helado-
-
Cuando
entramos al edificio, subimos al ascensor juntos…
-
Ahhh…
Entiendo…
Era
un psicópata.
El
muy estúpido se fijó en el número que apreté en el momento de subir al
ascensor.
Incluso fue lo suficientemente directo para decirme…
“¿Así que un piso superior al
mío? Lyann, te advierto que si escucho tu vida salvajemente sexual desde abajo,
te demandaré”
Era
un descarado.
-
¿Tú
crees que estuvo tocando puerta por puerta buscándote?... –dijo Sam sacándome
abruptamente de mis recuerdos-
Ambas
reímos a carcajadas.
-
Estas
loca, si crees que Andrew izo eso –no paraba de reirme, imaginarme a Andrew como
un vagabundo, era gracioso hasta mas no poder-
-
¿Entonces
es un psicópata? –dijo Sam-
-
No…
Creo…
¡Ay
Dios mio! ¿Y si lo es?
-
Creo
que debes preguntárselo directamente a él ¿No crees?
Sam
tenía razón, debo ser más que directa.
-
¿Y?... ¿Qué tal las cosas con Shonne? –cambié
de tema. Ahora era bastante directa-
-
¿Quién?
–observé un leve rubor en mi amiga-
-
¡No
te hagas la inocente! –le reclamé- Hoy por la mañana llamaron a tu celular y
¿Quién crees tú que era?
-
¿Revisaste
mi teléfono? –me encaró Sam-
-
Tú
siempre me dices que conteste cuando estás en la ducha.
-
¡¿Contestaste
su llamada?!
-
No
tonta, cortó antes de que contestara –dije sincera- Pero aun así lo tenías en
tu lista de contactos…
-
¿Y?
El me dio su teléfono… La ves que nos conocimos… -dijo terminado su helado de
fresa- También me dio el de Andrew… ¿Lo quieres?
-
No,
gracias –respondí secamente-
-
Oye…
Él de alguna manera averiguó nuestro número de departamento, tienes derecho a tener
alguna información sobre él ¿No?
Oh…
Maldición. Sam sabe como convencerme.
-
Además,
querías saber más sobre él –me guiñó el ojo derecho- Anótalo.
-
Ok.
Lo haré, gracias –asentí y recibí el teléfono de Sam para intercambiar contactos-
Aprovecharé
de anotar el número de SK. Nadie sabe cuando hace falta ¿No?
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Había
vuelto a casa hace un par horas y aún estaba exhausta.
Sam
me izo recorrer tres tiendas más cuando le dije que quería un vestido. Nunca
más le digo a Sam eso.
Se
puso histérica y me arrastró a una tienda donde encontramos uno perfectamente
hermoso. No podía negar que los gustos de Sam y los míos calzaban a la
perfección, lo que no nos calza es la talla.
Si…
Sam es más…
Fue mejor
dotada por Dios que yo.
Apenas
llegué, deposité mi trasero en el sillón color gris y dejé mi bolsa con mi
vestido a mi lado.
Me pasé
dos horas de mi día libre viendo una película para niños, con esas típicas
canciones que te harían vomitar arcoíris.
Desperdicié
por completo mí tiempo.
Estaba
haciendo un poco de ejercicio de pulgar con el control de la TV, cuando escuché
el irritante timbre de la puerta principal.
Me
coloqué de pié cuando el sonido se volvió insistente.
-
¡Ya
voy! –le grite a la persona que tocaba desesperadamente-
Abrí
la puerta y el sonido se detuvo en seco.
Cabello
oscuro noche, ojos claros, pantalones de mezclilla oscuros, y una camiseta azul
pálido, con una exquisita frase… “Kiss me
please… Baby”
Mmmm…
Con gusto…
-
¿Puedes
hacerme el favor de devolvérmelo? –dijo con un tono seco y desesperado-
-
¿Qué?
–me dejó completamente desconcertada-
-
No
te hagas la estúpida. Devuélvemelo. –dijo seco e intimidante-
Pero
yo no le tenía miedo.
-
Al
menos saluda –me crucé de brazos-
-
Ok…
Hola –rodó los ojos-
-
Hola
–desenvolví mis brazos y le sonreí- Entonces ¿Querías que te devolviera algo?
-
Si,
se me quedó anoche. Lo más probable en el baño.
-
Si,
se te quedó. Sam lo encontró por la mañana, te lo traeré enseguida…
Iba
a cerrarle la puerta cuando la detuvo con una mano.
-
¿No
me dirás que espere adentro? –volvió a abrir la puerta- ¿No era a mi al que le
faltaban modales?
-
¡Que
bien! Estas aprendiendo… -le saqué la lengua- Toma asiento en el sillón si quieres.
-
Gracias…
Entré
al baño y busqué el shampoo color azul de Andrew. Lo vine a hallar en una de
las esquinas de la ducha.
Me
di el lujo de leer la etiqueta, después de todo quería saber de Andrew; así que
iba a seguir el dicho: “Dime que compras y te diré quien eres”
O…
¿No era así?
Da
igual.
Volví
rápidamente al living y vi a Andrew apoyando ambos codos en sus rodillas. Me
mordí la mejilla internamente.
- Toma…
Chico “Prevengo la caída de mi cabello, porque cuando viejo seré calvo” –le extendí
el embase-
Alzó
una ceja, desafiante.
-
¿Qué
es esto? –dijo recibiendo el embase azul-
-
Tu
shampoo… Se te quedó anoche en el baño. –lo mire anonadada-
-
Lyann,
se qué es mi shampoo, lo dejé a propósito para jugarte una broma más tarde…
-
Entonces…
¿Qué venías a buscar? –me crucé de brazos-
-
El
llavero –lo miré extrañada- Las llaves de SK…
-
¿Que
llaves?
-
¡Las
llaves de su auto! ¡No tengo idea donde están!
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-
Esto
es asqueroso… -dije al ver las manos de Andrew-
-
Cállate
y desinféctame… -me extendió ambas manos-
Rocié
el desinfectante en las manos de Andrew.
-
Ahora,
ve a lavarte al baño… -le dije-
Se
dirigió obedientemente al cuarto de baño.
Al
fin de cuentas encontramos las llaves de SK. Estaban dentro de una de las
repisas altas.
Pero
al muy estúpido de Andrew se le ocurrió empujarlas con su mano y mandarlas
directo al WBC, que estaba abierto por cierto. (El muy imbécil dejo la tapa
arriba, ya que se le ocurrió buscar allí dentro también)
En
su desesperación por alcanzarlas mientras caían tiró la cadena del retrete; y
antes de que se despidiera por siempre de las llaves, metió las manos dentro y
las rescató.
Asco…
Apenas
vi salir a Andrew del cuarto de baño, me alejé de él y me dirigí al living.
-
¿Por
qué te alejas tanto? ¿Acaso te doy miedo? –sonrió gustoso-
-
Tú
no. Tus manos si. Puedes contagiarme alguna bacteria.
Se
acercó, con sus manos extendidas en posición zombie.
-
¡No!
¡¡Aléjate!! –me escondí tras el sillón-
-
¡Oh
no! ¡Creo que me infecté! ¡Mi… mi mano… va a cobrar… vida propia…! –acercó su
mano a su cuello- ¡Ah no! ¡Lyann! ¡Ayúdame!
-
No
seas infantil… -reía para mis adentros-
-
¡No!
¡Lyann! ¡Van… Tras… De… Ti! –comenzó a avanzar-
-
¡Andrew,
hablo en serio! ¡Aleja eso de mí!
Él
muy estúpido comenzó a perseguirme por el departamento…
-
¡Van…
Tras… Tu… Sostén! –corría tras de mí-
-
¡Aléjate,
pervertido! –grité, antes de que me atrapara-
Me
atrapó por la espalda y me caí junto a él. Sentí un tirón en mi brasier que se
pegó nuevamente a mi espalda.
-
Upss,
lo atraparon –dijo cerca de mi oído-
-
¡Andre…!
–me tapó la boca-
-
No
grites, boba. Esto es un departamento en donde pueden escucharte los vecinos…
Su…
Su mano… Huele a desinfectante… Esta en… Mi boca… ¡Mi boca!
Me
liberé bruscamente de él y escupí más de 5 veces.
-
¿¡Eres
imbécil!? ¡Tu mano infectada la colocaste en MI boca Andrew! –le dije
histérica-
-
Lo
siento, me las lavé bien ¿Ves? –colocó su mano esta vez en sobre su boca- No
grites.
-
Estúpido…
¿Desinfectaste las llaves? –las miré sobre la mesa-
-
Si
–dijo colocándose de pie-
Tomé
las llaves sobre la mesa y se las extendí.
-
Eso
creo… -dijo Andrew-
-
¡Andrew!
-
Si
lo hice, si lo hice… No te enojes, era una broma... –sonrió hacia mí-
Él iba
a tomar las llaves de mí mano, pero las aparté rápidamente.
-
¿Y
ahora qué? –me miró extrañado-
-
¿Se
las devolverás a SK? ¿O saldrás? –escondí las llaves en mi espalda-
-
¿Para
que quieres saberlo? –colocó sus manos en el bolsillo delantero-
-
¿Las
quieres? –lo amenacé-
-
Saldré
a ver a Marcus. ¿Ahora me das las llaves? –extendió su mano-
Esta
era mi oportunidad.
-
Te
las daré si me llevas contigo. –me alzó una ceja- Marc dijo que la próxima vez
que fueras, tenías que llevarme ¿No?
-
Bien,
lo haré... –le entregué las llaves-
¡Bien!
¡Punto para Lyann! Ahora sabré más de ti.
-
…
Solo si llevas el hermoso vestido nuevo que está en aquella bolsa… -apuntó con
una sonrisa maliciosa, la bolsa en el sillón gris-
-
Bien…
-acepté de mala gana-
Y el
marcador empata…
Sonrió
medio de lado y me extendió su mano derecha.
Cerramos
el “trato” con un leve apretón de manos.
De
pronto Sam se asomó somnolienta por la puerta de su habitación. Se sacó sus
enormes audífonos naranja y nos miró desconcierta a ambos.
Llevaba
la misma ropa de cuando salimos. Siempre se quedaba dormida después de salir de
compras.
-
¿Me
perdí de algo?
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