19 de diciembre de 2014

Capítulo 7: “Papas fritas, tiendas y bombas de dulce"


¿Cómo es esto posible?

No es para tanto…

Debo… Esforzarme… Más…

Casi…

¡Ah! ¡Maldita cosa!


-          ¡Bien! ¡Lo logré! –dije levantando ambos brazos en señal de mi victoria- ¿Creíste que ibas a ganarme? Jajaja –apunté a mi rival-

Ninguna reacción. Estaba haciendo el ridículo.

Mi rival, en este caso mi maleta, al fin se había dado por vencido. Logré cerrarlo, después de un esfuerzo sobre humano.

Mañana por la mañana iba a ir al campamento junto con mi clase.

No tenía maleta de acampar, y Daniel se ofreció a prestarme una que tenía de sobra.

Era muy grande, de color fucsia y verde. Me dolían un poco los ojos al verla, pero era espaciosa y eso es lo que me importaba.

Fuera de eso, llevaba un saco de dormir y una tienda de acampar. Además de todas las cosas que, por su puesto, una mujer debe de llevar.

Estaba lista y terriblemente preparada.

Pero mentalmente estaba confundida, sobre todo por lo que hablé con Bea la noche del “Festival de Música” en su escuela.

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-          ¡Hey! –dijo Bea- ¿Qué les parece si vamos a comer algo?

-          Bien –dije- ¿Dónde iremos?

-          A unas calles de aquí hay un local de comida rápida… -sugirió Michael, a nuestra derecha-

Finalmente nos colocamos en marcha al lugar sugerido.

No era un lugar muy grande, y a pesar de ello estaba repleto.

Me senté en la acera enfrente del local, mientras mis amigos entraron para ver el menú.

No tenía dinero suficiente, jamás traía dinero suficiente. Ese era uno de los cuantos males que poseía.

Así que no podía comprar nada. Y tenía hambre.

-          Oye… ¿Estás bien?

Levanté la cabeza para encontrarme con una chaqueta negra, un collar de Ramstein y unos ojos realmente tentadores.

Asentí con la cabeza y sonreí; Daniel se sentó a mi lado en la acera.

-          ¿No comprarás nada? –dijo hacia mí-

-           No tengo hambre –reí- Y tampoco tengo dinero…

-          Creo que no tener dinero es tu única razón, tonta –me dirigió una mirada molesta para luego ponerse de pie- ¿Quieres papas fritas?

-          No te preocupes…

Izo caso omiso a lo que le dije, pues se dirigió de inmediato dentro del local.

Salió con dos paquetes de papas fritas, y me extendió una hacia mí; le agradecí y las recibí.

Era muy amable.

No me di cuenta de cuanta hambre tenía cuando había devorado en tiempo record la mitad de mi porción de papas fritas.

No hablamos mucho, tampoco sabía que decirle; pero era cómodo estar con él. Me sentía bastante bien…

Luego de un largo rato; cada uno se dirigió hacia su hogar. Y yo me quedé con Bea en su casa.

-          Y dime… ¿Te gusta o no? –me dijo Bea-

Estaba sentada en su cama arreglándose el cabello. Yo me estaba abrochando el pijama.

-          ¿Quién? –me senté a su lado-

-          Pfft, no te hagas la tonta. Hablo de Daniel…

-          ¿Daniel? –me sonrojé de inmediato- No… no me gusta, somos amigos, solo eso…

-          Esas manos unidas me decían todo lo contrario – marcó un énfasis en “unidas”-

-          Bea, no me malinterpretes, pero según él, es solo un juego –bajé mi mirada-

-          Puede dejar de ser un juego algún día ¿No crees? –me sonrió y me levantó la mirada-

-          A él le gusta otra persona…

-          ¿Quién? ¿Estás segura de eso?

-          No, pero… No quiero arriesgarme a parecer una tonta rechazada

Bea me observó con cariño. Y se puso de pie.

-          Traeré algo… -y salió de la habitación-

Era una gran amiga. La consideraba como una hermana, una gran hermana.

Escuché la puerta abrirse nuevamente y vi a Bea entrar con algo escondido tras de sí.

-          Mira lo que traje… Ojalá que te guste –mostró lo que traía en su mano-

-          Bea… ¿Qué es eso?

Quería matarme.

¿Conocen las bombas? Esta era una de ellas.

Era una explosión de dulce.

Galletas con merengue, manjar y chispas de colores; acompañadas de néctar de 
durazno y galletas de chocolate rellenas.

¡¡¡Caboom!!!

-          ¿Qué invento es ese? –apunté a la bomba-

-          ¿Nunca lo has hecho? Te has perdido la mitad de tu vida, Dhaly… -dijo engullendo la primera galleta-

-          ¿No moriré? –tomé unas de las galletas y la metí a mi boca-

¡¡¡Dulce!!!

-          Es para pasar las penas… -me sacó la lengua- ¿Recuerdas lo que me dijiste? “La vida está llena de pena y gloria, luz y oscuridad, pero para cada uno de esos momentos recuerda que estaré contigo”

-          Bea… -sonreí-

-          Me lo escribiste cuando iba a irme de la escuela… -me observó nostálgica- Me gustó mucho y ahora sé que debo hacer lo mismo contigo. ¡Cuenta conmigo para lo que necesites!

-          Gracias…

Gracias. En serio Bea.

Eres una gran hermana, se que puedo contar contigo.

Luego de eso, y de un inesperado escape de adrenalina después de haber comido esa bomba dulce. La cual liberamos con una guerra de almohadas y conversaciones sobre hombres…

Nos quedamos dormidas.

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Buses… Los odiaba…

Eran incómodos, asfixiantes, y me mareaba fácilmente arriba de ellos.

Había dejado mi enorme bolso a cuidado de los auxiliares, y  me fui únicamente con mi celular y una bolsa llena de confites.

Me senté junto a Belly. En el asiento de en frente iba Marie y Jade, quienes nos miraban desde arriba del asiento y conversaban con nosotras.

Belly como siempre traía una provisión abundante de comida. Estoy segura que subí 5 kilos sentada a su lado.

Todo el viaje de ida estuve un poco mareada, pero estaba relativamente bien. 
Conversar con las chicas me hacía distraerme.

-          Bueno chicos busquen sus cosas y nos pondremos en marcha –dijo nuestra profesora a cargo-

Miss Ely era una profesora joven y muy bonita. Usaba lentes y la mayoría de las veces tenía su cabello recogido en una trenza o en una coleta alta.

Estaba enfrente de nosotros dándonos instrucciones.

Estaba abajo del bus y finalmente podía respirar aire fresco.

Era un lugar hermoso, sin casas ni cemento, solo naturaleza…

Busqué mi maleta y me la coloqué sobre los hombros, la primera vez casi me caigo de espaldas, pero tomé la fuerza suficiente y avancé.

Parecía un caracol, llevando su casita a paso lento. Me dolían los hombros, era demasiado peso.

-         ¿Te ayudo? –dijo Seth a mi izquierda-

-          No te preocupes puedo ¡Sooooooo….la!

¡Se rompió! ¡La maleta se rompió!
La tira de la maleta se rompió y calló al suelo.
¡Ay no! ¡Daniel va a matarme!

-          Dhaly… ¿Estas bien? –Seth se dirigió hacia mi-

-          Si, gracias… ¿Ahora como demonios la llevaré?

-          Yo lo haré, no te preocupes. –sonrió hacia mi, tomando la maleta del suelo firmemente y llevando la suya en la espalda- A cambio de eso, lleva mi saco de dormir ¿Ok?

-          Ok –sonreí- Perdón por las molestias

-          No te preocupes…

Llevé mi saco y el de Seth. Me sentía bien y libre de ese peso infernal.

Pero… ¿Por qué el camino era taaaan largo?

Según Miss Ely eran… ¡8 kilómetros!

Oh vaya…

…..

El lugar era fantástico…

Increíblemente fantástico…

¡Había una cascada por amor de Dios!

Y pensar que serán solo 3 días…

Armamos la tienda cerca de la banca que había para observar la cascada. Pero estaba lejos de todas las demás.

Dormiría con Jade, Marie y Belly.

Pasamos una tarde excelente, cocinamos todas juntas, jugamos cartas y bajamos a un lago a la caída de la cascada… Pero el agua era demasiado helada para mi gusto…

Hicimos una fogata en la noche y fuimos a dormir temprano… El cansancio nos ganó a todos…

….

-          ¡Arriba, arriba! –escuché una voz varonil a mi izquierda- ¡Vamos flojas levántense!

-          ¡Salgan de aquí inútiles! –escuché gritar a Jade-

-          ¡Déjenos dormir! –esta vez fue Marie-

Abrí un poco los ojos y vi a dos chicos asomar la cabeza por la entrada de la tienda. 

Los muy imbéciles habían entrado sin avisarnos…

Después de un rato, estábamos todas vestidas, levantadas, desyunadas y listas para salir… A excepción de mí que me tardo mucho más…

-          ¿Siempre eres tan lenta? –dijo alguien desde la entrada de la tienda-

Daniel…

-          ¡Sal de aquí, me estoy arreglando, torpe! –intenté cerrar la tienda-

-          Hay unos juegos de clase A versus B ¿Vendrás? –dijo calmadamente- Te estamos esperando…

-          Iré, iré solo espera…

-          Ponte ropa cómoda y que no uses a menudo, dijeron que mancharíamos nuestra ropa…

-          Ok… ¡Ahora sal!

-          Bien, le diré a Marie, a Belly y a Jade que vas enseguida…

Salió lentamente de la tienda.

Estaba avergonzada. No quería que me viera así, a medio maquillar y sin haberme colocado desodorante o perfume.

Apuesto a que Marie y las demás se veían más decentes que yo.

Jamás iba a captar su atención de esta manera.


La tarde de juegos pasó rápido, todo pasó velozmente. Me ensucié de pies a cabeza y todo para que finalmente ganara el equipo contrario; pero no quiere decir que no lo haya pasado estupendamente bien.

Me había cambiado de ropa y decidí bajar y sentarme en la banca frente a la cascada y pensar…

Reflexionar…

Encendí unas de las canciones de rap que escuchaba más a menudo, pero la más calmada que tenía; me puse los audífonos y me relajé.

Una lágrima rodó por mis mejillas…

Mamá… Familia…

Aún las cosas no estaban bien en casa, y yo estaba aquí, escapándome del problema, divirtiéndome… Me sentía horriblemente culpable…

No me becaron, por lo que no puedo ayudar con los gastos de mis estudios…

Era un estorbo. Un gasto.

Comenzó a hacer mucho frío; y me di cuenta que había bajado la noche. Pero aún no quería ir y compartir con los demás; lo mejor era buscar una linterna y quedarme allí un rato más.

Subí para buscar una linterna, estaba segura que tenía una en mi bolso.

Para mi sorpresa, en el lugar donde teníamos la tienda ni había nadie, mejor para mí… Quería estar sola un momento…

Abrí con cuidado la tienda.


Mis ojos se abrieron de par en par…

¡Oh Dios no…!

¿Por qué…? Daniel…

¿Por qué estás con ella...?

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  • Queridos Lectores:
Como siempre... Perdón por la tardanza, pero ahí está lo que esperaban n.n  <3 
Gracias x su paciencia... Pronto les traeré más sorpresas <3 <3 
Bye Bye

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