Capítulo 3: “Fresa Mentolada”
Una de las cosas que odiaba de este trabajo, era el horario.
MI horario específicamente.
Hoy Sam tenía turno de medio día y se fue mucho antes. En cambio yo, tenía que soportar unas desastrosas horas más en recepción; donde algún anciano mal pensado miraba depravadamente lo poco y nada que poseía de busto. O alguno que otro me invitaba a salir a tomar un café en la tienda de en frente; o peor aun, tener que escuchar horas y horas a una triste anciana, narrar un libro del cual no recuerda el título, para finalmente darse cuenta que era una película de los años en que los dinosaurios poblaban el planeta.
Pero al fin era la hora de salida, a pesar de que era tarde y empezaba a oscurecerse, estaba feliz de que el día hubiese acabado.
Me miré fijamente al espejo, estaba desastrosa, llevaba una cara apagada y un cabello desordenado.
“Me gustas más con el cabello suelto”
La chica que me miraba desde el espejo se sonrojó.
¡¿Qué es lo que me pasaba?! El solo había actuado como un estúpido acosador todo el día; y yo estaba siendo atraída por una actitud tan estúpida como esa.
Abrí la llave del tocador y dejé que mi rostro fuese mojado por un líquido frío. Parte de este mojó el cuello de mi camiseta. Me había cambiado en el baño del personal de biblioteca.
Tomé un poco de toalla de papel y me sequé las manos y la frente. Arrugué fuertemente la toalla hasta formar una bolita y me preparé a lanzarla al bote de basura al otro lado del baño.
Desgraciadamente, la estúpida bola calló fuera. Necesitaba lentes.
Fui a recogerla para ponerla en su lugar de una buena vez e irme a mi hogar; solo estaba malgastando mi tiempo para no tener que llegar a casa y explicarle todo lo que me había ocurrido a Sam; no quería hablar de Andrew, ni de SK.
Una fragancia dulce llegó a mis fosas nasales. Me estaba acercando al basurero
¿Porqué huele tan bien?
Y ahí las vi, tristemente despreciadas, las flores aromáticas de Shonne para Sam.
Sam debe de haberlas tirado apenas se las entregó.
Pobre Sam, tener que conocer a un chico tan guapo como él, y que el muy pobre le recuerde su triste pasado.
Pero bueno… Por algo ocurren las cosas ¿No?
Salí de la biblioteca y un fuerte viento hizo que mi cabello se pegara a mi rostro. Por eso odiaba el cabello suelto. Y desgraciadamente Andrew se había robado mi liga.
Andrew.
Lo vi al muy descarado saludándome desde el café de enfrente. Estaba sentado en una mesa para dos al lado de una enorme ventana.
Al momento que crucé miradas con él, no lo pensé dos veces y giré el rostro para irme rápidamente a mi casa, ojalá pasara un taxi por aquí, ahora.
No quería verlo, mucho menos hablar con él; no lo conocía, me daba terror sentir algo por alguien como él. De seguro quería jugar con alguien como yo.
Soy de las personas que se dejan llevar por los sentimientos, pero no soy tonta y se lo que no me conviene hacer.
Estaba apunto de cruzar una esquina cuando alguien me gira descaradamente.
- ¡Lyann! –me encontré con un par de iris gris celeste que me miraban fijamente- ¡Te he dicho que esperes desde hace dos calles!
- ¿En serio? –lindo y simple, ¿En serio me estaba llamando?-
- ¿En que planeta estás? ¿Bobalandia?
- ¿No tienes un peor chiste? –mi maldita boca se abrió sola de nuevo, no sabía cuando quedarme callada-
- ¿En serio eres tan simpática? –me dijo irónico-
- Bien, ¿Qué es lo que quieres, Andrew? –me crucé de brazos soltándome de su agarré-
- Es tarde…
- ¿Y?
- ¿Me dejas llevarte? Es peligroso a estas horas… -se rascó levemente la nuca-
- Siempre me he ido a casa a estas horas y jamás me ha sucedido nada –No es cierto, una vez me asaltaron, un tipo me quitó mi bolso y mi teléfono- Este día no será diferente ¿O si?
- Estoy intentando parecer un caballero ¿Me das una oportunidad para serlo?
- ¿En serio estabas intentando serlo? No me parecía así –¡Cállate boca inútil, lo harás enojar!-
- ¿Sabes? Me estoy arrepintiendo de llevarte conmigo, tengo paciencia y también se acaba.
- Lo siento… Solo estabas intentando de ser amable conmigo… No tuve un buen día ¿Ok?
- Si, se te nota en el rostro, estás espantosa –se rió en mi cara-
Olviden lo que dije, es un antipático.
- Perdona, perdona… estaba intentando ser un caballero ¿Verdad? –asentí de mala gana- ¿Me dejarás llevarte si o no?
- Está bien, iré contigo… Pero te advierto que no lo pensaré dos veces, te golpearé con mi bolso o te rociare colonia en los ojos, si te acercas mas de la cuenta o si me llevas a un sitio de extraña categoría… -le advertí-
- Bien oficial –alzó ambas manos- Estoy desarmado, no quiero que me envíen a prisión.
Lo miré de reojo.
En serio ¿Cómo podía ser tan guapo? Alguien como él debería trabajar haciendo comerciales en la TV o un modelo profesional de revistas extranjeras.
Me guiñó un ojo haciéndome sonrojar, para luego hacerme una señal de que lo siguiera. Empecé a seguirlo cual perrito faldero.
Nos detuvimos frente al auto azul plata de Shonne estacionado en la calle de al lado de la biblioteca.
Andrew sacó unas llaves de su bolsillo.
- Espera –dije sin rechistar- Este es el auto de SK, no es el tuyo…
- ¿Y? –jugó un poco con las llaves, haciéndolas girar en su dedo índice-
- Creí que me llevarías en el tuyo, es decir, ¿Por qué tienes las llaves de SK? ¿No deberíamos esperarlo?
- ¿Triste por no llevarte en mi “bebé”? –dijo irónico- Aún esta en su “chequeo medico” ¿Recuerdas? –enfatizó en sus palabras-
- No has respondido mis preguntas –me crucé de brazos-
- SK, me prestó su auto para irme a casa, dijo que lo cuidara por hoy ¿Contenta? –lo miré de reojo- No soy un puto ladrón que se roba el auto de su mejor amigo…
Al decir esto abrió la puerta del piloto y se sentó, abrió la del copiloto por dentro y me señaló para que me sentara. Entré desconfiada y molesta. No era para nada un caballero.
- No eres para nada caballero… -cerré la puerta del auto y me coloqué el cinturón de seguridad-
- ¿Solo porque no te abrí la puerta primero? –puso el auto en marcha-
- SK lo hizo.
- No soy SK, y deja de llamarlo así, apenas lo conoces un día y ya le tienes toda la confianza del mundo. –se veía algo molesto- Su nombre es Shonne Kail
- Lo conozco más que a ti, por lo menos se lo que hace o en que trabaja.
- ¿En qué? –avanzó el auto y nos dirigimos a casa-
- Es mago callejero…
- Pfff –se rió atragantándose con su saliva- ¿Tu crees que SK vive de eso? Serás estúpida…
- Por lo menos se que trabajo tiene SK, de ti no se nada.
- En primer lugar, deja de llamarlo SK, su nombre es Shonne, y en segundo lugar ¿Qué te interesa mi vida?
- Estoy en un automóvil con un completo desconocido que puede ser traficante de órganos o de drogas ¿Esa no es escusa suficiente? Además ¿Porque te importa tanto que lo llame o no SK?
- Pfff –volvió a reir- No soy traficante de órganos ni de drogas, eso dalo por seguro –volvió a reír- Y con respecto a SK, ¿Sabes? Llámalo como quieras… No es asunto mío…
- Bien, entonces ¿En que trabajas?
- No te interesaría… Ya llegamos –dijo sin previo aviso apagando el motor del auto-
- ¿Qué? ¿Tan rápido?
Se bajó del auto sin siquiera darme tiempo de desabrocharme el cinturón de seguridad. Logré desabrocharlo y sentí la puerta abrirse.
Andrew se encontraba de pie frente a la puerta.
- Puede bajar del carruaje, señorita… -me dio una pequeña reverencia- ¿Ahora si soy un caballero?
- No exageres –rodeé los ojos mientras movía mis piernas para bajarme del auto-
- Espera –me sorprendió Andrew-
Se apoyó en el borde superior del auto y se acercó levemente a mí, haciendo que mi respiración y mi corazón se aceleraran de inmediato.
Se estaba acercando cada vez más y mi pulso iba en aumento, pude oler el aroma de su perfume varonil. Era delicioso.
Al ver que ya el espacio entre los dos se estaba volviendo nulo, cerré los ojos con fuerza.
¡Iba a besarme!
Esperé unos segundos y nada…
Abrí los ojos, primero el izquierdo, luego el derecho.
Y vi aun Andrew que me miraba con una ceja alzada.
- ¿Qué se supone que haces? –me dijo-
- Ammss Pff… -eso fue lo más inteligente que salió de mi boca-
- ¿Acaso creíste que iba a besarte? –se rió de una carcajada-
- ¡No, tonto! –lo golpeé en el hombro-
- Iba por las llaves, boba –me sacó la lengua- Las saqué antes de que cerraras la puerta y las dejaras dentro.
- Jajaja –reí sin gana-
Me bajé del auto e iba a cerrar la puerta de manera escandalosa, pero luego recordé que era de SK y me calmé.
- Gracias por traerme, buenas noches. –dije sin ganas-
Crucé la calle para ir a mi departamento, cuando noté que algo no calzaba.
El edificio en que vivía era alto y de un color gris apagado. Pero este edificio era de un color vino, de un solo piso y con unos ventanales grandes a cada lado. Además en grande se leían las letras: “Bienvenidos a Richy’s”
- Andrew… ¿Dónde estamos? ¡¿Dónde rayos me trajiste?!
- No te alteres –rió por lo bajo- Entremos, ¿Te parece?
- Andrew, te lo advierto... Llamaré a la policía si es necesario...
- Ok oficial, no te sacaré los órganos ni nada por el estilo -volvió a reírse en mi cara-
Estaba asustada, si es que no aterrada. Mi vida corría peligro, estaba segura de ello.
Andrew me había secuestrado, en vez de llevarme directamente a casa me había traído a un sitio completamente desconocido para mí; estaba loco.
- ¿Vienes o no?
Caminó unos pasos hacía la entrada del edificio.
No quería entrar a ese sitio, no se veía mal del todo, por fuera el lugar se veía acogedor, pero el solo hecho de que Andrew me hubiese traído a este lugar antes de ir a casa se me hacía sospechoso.
Andrew entró al edificio, y no supe porque razón mi cuerpo se movió solo y lo seguí por instinto de no quedarme sola; estaba cayendo la noche.
Ya dentro del lugar todo era hermoso, quizá no lujoso, pero si verdaderamente hermoso. Tanto a mi izquierda como a mi derecha habían varias mesas puestas en un orden alterno, pero simétricas entre si; todas cubiertas de un mantel blanco. Las sillas estaban puestas de cabeza y tenían un pequeño adorno en el centro.
Al parecer acababan de cerrar, pero de alguna manera a Andrew no le importó en lo más mínimo ese detalle.
Frente a nosotros se encontraba un hermoso bar de madera oscura barnizada. Todo el lugar brillaba en matices de rojo, marrón y blanco; era hermoso y hogareño.
- ¡Bienvenido Andrew! –escuché una voz varonil desde mi izquierda-
Dirigí mi mirada donde provenía el sonido y me encontré a un hombre fornido con barriga y camisa a cuadros. Tenía el cabello corto y algo de barba, con algunas canas demostrando su edad.
- ¡Hijo mío! ¿Como estás? –dijo el hombre de la barriga, dándole un fuerte apretón de manos a Andrew para luego abrazarlo dándole golpecitos en la espalda-
- Muy bien Marc, gracias –le sonrió Andrew, correspondiéndole el abrazo -
Yo era invisible, quería irme a mi casa y me dolían los pies.
¿Qué demonios hacía yo allí? Se veía que eran conocidos de hace tiempo.
Pero…
¡¿Tenía que venir precisamente ahora?! ¡Cuándo yo quería ir a mi departamento, comer chocolate blanco y acostarme en mi cama!
Ahhh… Claro se me olvidaba… Él era todo un caballero
- ¡Oh! ¡Pero que sorpresa! –dijo el caballero dirigiendo su mirada hacía mi nula presencia- ¡Es una hermosa chica Andrew! ¡Te felicito! –rió sobando su barriga con su mano izquierda y abrazando a Andrew con la derecha-
- Marc, ella es Lyann –nos presentó Andrew- Lyann, él es Marc
- Un placer señor –dije tímida, este hombre se veía amable, pero su gran estatura intimidaba a mi metro cincuenta y ocho-
- No puedo creer que ya te hayas conseguido novia –dijo Marc suspirando hacia él-
- ¡¿Yo?! ¡¿Novia de Andrew?! ¡Se equivoca! Apenas lo conozco –dije cortante, este tipo se llevó una mala impresión de mí-
- ¿Tu crees que saldría con una chica tan problemática como ella Marc? –dijo Andrew alzando su barbilla- Tu sabes muy bien que yo tengo otros gustos
Era un estúpido. Lo odiaba. Él muy imbécil se creía el semi-dios de la seducción con las chicas, no niego que sea guapo, pero él era un estúpido presumido.
- ¡Dios Andrew, tú nunca cambias! –Marc le dio un golpecito en la espalda- Entonces dime, ¿Qué te trae por este lugar?
- Vine a verla –dijo puntual-
¿A verla? ¿A quien?
- Está atrás, en su habitación –dijo Marc apuntándole con el pulgar a su derecha donde se encontraba una puerta con un claro y legible “Solo personal autorizado”
Andrew no dijo nada, solo lo vi entrar por aquella puerta y desaparecer ante mis ojos.
¿A quién iba a ver? ¿Quien rayos era Marc? ¿Porqué me trajo a este lugar? ¿Por qué me dejó a solas con Marc?
Vi a Marc ir detrás de la barra de bebidas y sacar algo. Posó dos botellas medianas de licor de colores extraños y extravagantes diseños. Luego sacó un vaso y mezcló
un poco de los dos contenidos.
Se lo tomó de un solo trago.
Miré hacia todos lados para hallar algo que llamara mi atención mientras Andrew se dignaba a volver y a sacarme de este lugar.
Tenía muchas cosas que decirle cuando llegáramos al departamento.
Me di cuenta de que en una esquina había máquinas tragaperras y un pinball, parecía interesante. No era personas de apuestas, pero el tragaperras llamó mi atención.
Me dirigí en esa dirección muy precavidamente para que Marc no fuera a decirme algo, pero para cuando llegué note que las dos estúpidas máquinas no tenían corriente.
Me golpeé la frente mentalmente. ¡Claro, estaba cerrado!
- Señorita –escuché a Marc a mis espaldas-
- ¡Lo lamento! Creí que estaban funcionando y… -dije automáticamente y con las manos sudorosas-
- No se preocupe, no es eso… -dijo él- ¿No le gustaría un trago?
Levantó uno de los vasos que tenía sobre la barra, al parecer había sido lo suficientemente amable para preparar dos.
Pero el alcohol y yo no congeniábamos.
- Gracias –me dirigí rápidamente a la barra y me senté en uno de los banquillos del centro, acepté rápidamente el vaso con el líquido fucsia-
- ¿Eres novia de Andrew? –dijo rápidamente él, sentándose en un banquillo tras la barra-
- No lo soy –le repetí-
- Ahhh, Vaya… -le dio un sorbo a su vaso, esta vez con moderación-
- ¿Por qué la curiosidad? –pregunto, sorbiendo yo mi vaso esta vez-
¡Era delicioso! Sabía a menta, pero con sabor a fresa. Algo así como goma de mascar.
- Solo quería asegurarme, se nota química entre ustedes –rió por lo bajo, yo me sonroje-
- Andrew y yo no congeniamos, se lo aseguro –sorbí de nuevo, esta vez con más ganas-
Él era un engreído y yo una don nadie. ¿Qué relación hay entre eso?
- Yo creo que sí, eres una chica lista, de eso no me cabe duda –sonrió alegremente- Y Andrew es un gran chico, uno muy esforzado…
- No se lo creo
¡Pffftt! ¿Andrew esforzado? No veo que lo sea. Incluso su amigo lo tiene que llevar a cuestas en su auto.
- Es enserio, te lo digo yo, que lo conocí hace más de un año… -terminó de sorber su trago, dejándome sin palabras-
- Entonces… ¿Usted no es le padre de Andrew?
- Nop, no lo soy –rió con fuerza- Aunque me hubiese gustado tener un hijo como él, es un chico talentoso
- Entonces… -lo miré a los ojos apartando mi trago-
- ¿Quieres saber quien soy? –alzó una ceja- Soy algo así como su segunda familia…
Se colocó de pie y comenzó a preparar otro trago para él; observé mi vaso, aún me quedaba un poco de ese exquisito líquido fucsia.
- Andrew llegó al bar una noche, venía cargado de maletas de varios tamaños –comenzó a relatar- Pidió un trago, uno que lo mantuviese despierto durante toda la noche… Dijo que quería mantenerse en vela, pero desgraciadamente mi bar cierra a las diez, así que le dije que fuera a su hogar…
- ¿Andrew quería quedarse en vela toda la noche? Eso quiere decir que, no tenía donde ir ¿Verdad? –sorbí lo poco que me quedaba de sustancia y le extendí el vaso a Marc-
- Exactamente –recibió mi vaso- En ese momento no me había fijado en ese detalle, soy algo distraído ¿Sabes? –reí un poco- Bueno, el problema es que me dijo que no tenía donde ir, así que preguntó por algún bar que abriera toda la noche, pero desgraciadamente le tuve que decir que no había ninguno por aquí cerca.
Me extendió el vaso con el líquido fucsia y volvió a sentarse. Esta vez apoyando ambos codos sobre la mesa.
- El chico se veía melancólico, desolado, y me compadecí de él. Así que lo dejé pasar una noche en casa, durmiendo en el sofá. –sonrió entrecerrando sus ojos- Al día siguiente me di cuenta de que todas las cosas estaban dobladas y ordenadas. Además de que el chico me estaba preparando un desayuno de agradecimiento…
Andrew desolado… Andrew sin hogar… Andrew preparando el desayuno… Todo eso me causaba un extraño revoltijo en el estómago.
- Finalmente me di cuenta de que era un buen chico, así que lo dejé pasar con nosotros un tiempo, pero mi esposa y mis hijos lo adoraron y lo convirtieron en un miembro más de la familia…
Sonreí al escucharlo y repasé mis dedos sintiendo la textura del vaso de vidrio.
- No me di cuenta cuando ya había construido una habitación para él en el garaje. –rió con fuerza- Pero hace poco quiso independizarse, salir y valerse por si mismo. Nos dolió mucho cuando supimos que había conseguido un departamento, en especial a mi hija Verónica que le había tomado mucho afecto; y por supuesto a mi hijo que lo trató como un hermano más….
- Es por eso que usted es así con él… -lo miré con cariño, este hombre se merecía mi respeto- Creo que lo extraña mucho a pesar de todo…
- Supongo que debe de ser así, después de todo ¡Nos extrañó demasiado como para no vernos en unos días! –rió con fuerza y sorbió su trago por completo- Querida… Él es un gran chico…
- Lo sé –lo decía en serio-
- Me alegra que tenga a alguien como tú…
- ¿Cómo yo? –dije después de darle un pequeño sorbo a mi vaso- ¿Qué tengo de especial?
- Solo se que no eres capaz de aprovecharte de él o sacarle en cara su pasado…
¿Qué? ¿Pasado? ¿Aprovecharme de Andrew? ¿Quién rayos era Andrew?
¡Oh, rayos! ¿Tenía curiosidad de Andrew?, pues estaba segura de que este hombre tenía las respuestas… Además de que me había dejado con más dudas aún…
Era mi momento de averiguar con quien rayos estaba metiéndome…
- ¿De que está ha…
- ¡Wow, Marc! Esta más linda que nunca… –escuché a Andrew interrumpiéndome, llegando en le momento adecuado para no saber quien rayos era…-
- Siempre a sido hermosa –vi a Marc sonreír de oreja a oreja- Solo déjala descansar un par de días…
¿De quien rayos estaban hablando? ¿De la hija del señor Marc?
- ¿Qué es eso? –dijo Andrew apuntando a mi vaso, en realidad al líquido que tenía en su interior- ¡Preparaste tu especialidad de Fresa Mentolada, y no me diste! ¡Eres un bastardo Marc!
- Sera para otra muchacho –rió-
- La próxima vez que venga tendrás que emborracharme en tu líquido milagroso ¿De acuerdo? –apuntó a su enorme barriga- ¿Y tú? –me apuntó esta vez a mi-
- ¿Yo? ¿Qué?
- Trae eso, es para mayores –dijo Andrew arrebatándome mi vaso y sorbiéndolo de un solo trago-
- ¡Hey! ¡Estúpido, eso era mío! –estaba molesta, me había quitado MI TRAGO-
- Alcohólica –soltó él-
- No tienes ningún derecho de decir eso… Tu te tomaste MI bebida
- Me descubriste detective –guiñó hacia mi- ¿Qué tal si nos vamos?
- Bien, ya era hora –me giré para ver a Marc- Gracias por todo señor Marc, fue realmente un gusto conocerlo…
- No hables con formalidades hija, dime Marc –me tomó en sus enormes brazos apretándome sin dejarme respirar- Fue un placer conocerte Lyann…
- Bien, nos vemos Marc ¡Gracias! –se despidió Andrew con un fuerte apretón de manos y un golpe en la espalda- ¡Recuerda que me debes esperar con un buen barril de tu sustancia mágica!
- ¡La próxima vez trae a la señorita contigo!
No se preocupe… Vendré de seguro a beber un poco de esa Fresa Mentolada y a descubrir quien rayos era Andrew…
Andrew encendió la radio del auto, pasando por varias estaciones hasta quedarse en una canción de Coldplay.
Nos habíamos puesto en marcha al departamento.
Pero el silencio entre los dos era incómodo. Necesitaba hablar de algo.
- ¿Por qué fuiste a ver a Marc? –solté descaradamente-
- ¿Te interesa? –respondió él, le dirigí una mirada de odio- Fui a ver a Verónica.
Así que fue a ver a la hija del señor Marc. Ya veo, es por eso que a Marc le interesaba saber tanto si es que era su novia o no; tal vez quería que Andrew se enamorara de su hija para que fuera su yerno.
Espera… Estaba sacando conclusiones muy rápidas…
Puede que solo se lleven bien o…
Cálmate Lyann, cálmate… No te incumbe…
- Marcus es un buen tipo ¿No crees? –dijo él-
- Si… -salí de mis pensamientos- Realmente es un buen tipo, espera… ¿Dijiste Marcus? ¿Su verdadero nombre no es Marc?
- No, se llama Marcus, boba –me sacó la lengua sin despegar la vista de la calle-
- No tenías que hacerlo sonar tan estúpido, idiota…
- Marcus ha sido como un padre para mí, y no se como pagarle… -su perfil se tornó melancólico, y me recordó a todo lo que me había dicho Marc-
- No creo que tengas que pagarle por nada, se ve feliz con solo saber que tu lo eres, pero de lo único que puedes estar seguro es de que te extraña y quiere verte más seguido…
- Tienes razón, pero no puedo ir todos los días a verlo. –Giró hacia la derecha-
- Solo tienes que ir cuando puedas, después de todo, la intención es la que cuenta ¿No?
- A veces no te reconozco… -soltó de repente-
- ¿A que te refieres? –lo miré de reojo-
- Eres dulce cuando quieres serlo –sonrió hacia mí, me sonrojé de inmediato-
- Yo tampoco te reconozco, eres demasiado normal cuando quieres serlo…
- ¿Eso fue un cumplido? –rió por lo bajo-
- Tal vez…
- Ahora si te reconozco –ambos reímos-
Él trayecto no fue tan largo, por lo que pude deducir que “Richy´s” no quedaba lejos de aquí.
Me bajé del automóvil no sin antes darle las gracias a Andrew por traerme y me dirigí a la entrada de los departamentos.
Al fin, hogar dulce hogar.
Abrí la puerta cuidadosamente para no despertar a Sam y deje las llaves sobre la pequeña mesa de centro. Me saqué los zapatos y me desplomé cual hipopótamo sobre el sofá.
Me preparé una taza de café y chocolate blanco, me coloqué pijama y mis pantuflas de osito cariñosito; obsequio de Sam para el día de los enamorados.
Esto si es vida…
De pronto escuché unos pequeños golpecitos en la puerta.
¡Quien fuera que estuviese allí afuera, prepárese a sentir mi furia por interrumpir mi relajo!
Abrí la puerta para gritarle a quien fuese que estuviese al lado contrario.
Pero no pude, esos ojos gris celeste me consumieron por completo, esa camiseta sin mangas y sus pantalones grises me atrajeron por completo.
Si venía a hacer una pijamada bienvenido sea…
- ¿Qué haces tú aquí? –le reclamé-
- ¿Es enserio? ¿Pantuflas de Osito cariñosito? –dijo en mi contra-
- ¡Déjalas. Fueron regalo de Sam! –grité/susurré- Dime que haces aquí…
- Se que te parecerá estúpido pero… ¿Puedo usar tu baño?
Mis ojos se abrieron de par en par. Observé su brazo y si, allí tenía una toalla, un cepillo de dientes, algo que parecía ser shampoo y un jabón en barra. Solo le hacía falta el patito de hule.
- ¿Por qué no puedes usar el tuyo? ¿O el de algún vecino? –me crucé de brazos- Muy bien sabes que vivo en el piso de arriba tuyo…
- No sale agua en mi departamento por ningún lado, y no pienso pedirle prestado su baño a algún desconocido… ¡Vaya a saber que me harán allí dentro! Tú por otro lado –me observó de pies a cabeza- Eres inofensiva…
- ¿Qué te hace pensar eso?
- Tus hermosas pantuflas de Osito Cariñosito por ejemplo…
- ¡Cállate! –le volví a reclamar- Si sigues burlándote de mí no te dejaré pasar
- Por favor…
- Emmm… No lo sé… Me gusta verte suplicando –dije de la forma más malévola posible-
- Lyann, por favor… ¿Me dejarías ocupar tu baño y/o ducha? O también podrías dejarme que me quede a dormir contigo ¿Qué dices? Tu eliges…
- Pasa y ocupa el baño de una buena vez… -dije, estaba harta de sus payasadas-
Entró rápidamente y cerré la puerta tras él.
Sam estaba durmiendo así que le dije que guardara silencio, a pesar de que Sam tuviese el sueño pesado.
Se metió al baño rápidamente y me volví a incorporar en el cómodo sillón, apoyando a mis Ositos sobre la mesita de centro.
Saqué un trozo de chocolate blanco y me lo eché a la boca junto con un sorbo de café.
Escuché la llave de la ducha funcionar.
No pude evitarlo, la imagen de Andrew duchándose se me hacía agua a la boca.
¿Y si voy a espiar unos segundos?
¡No, no, no, no! ¡Qué ideas más estúpidas!
No me di cuenta cuando estaba parada enfrente de la puerta del baño escuchando el sonido del agua golpeando contra el cuerpo de Andrew.
De pronto lo escuché tararear una canción de los años de los dinosaurios.
Me reí lo más callada posible.
Escuché como salió de la ducha y se comenzaba a lavar los dientes sin dejar de tararear. Mi oreja estaba apegada a la puerta del baño.
De pronto, el pomo de la puerta gira rápidamente dejando que la puerta se abra.
No me dio tiempo de salir de allí, ni de colocarme de pié. Solo caí de cara a los pies de un tranquilo Andrew.
- Lyann.. ¿De casualidad no tienes… -dijo antes de verme tirada bajo sus pies- ¡¿Pero que mierda haces allí?!
- Yo ahhh… -me coloqué rápidamente de pie- Quería ver si necesitabas otra toalla…
- ¿Estabas espiándome? –alzó una ceja, aún tenía pasta de dientes en la boca y el cepillo en la mano-
- ¿Yo? No… -me rasqué el codo izquierdo-
- Eres una pequeña pervertida, te descubrí en infraganti escena del crimen… -me dio un golpecito en la cabeza-
- ¡Auch!
- En fin, no me molesta que lo hagas, se que soy demasiado irresistible para ti… -se acercó demasiado a mí, dejando gotas de su cabello en mi rostro-
- Eres un presumido. ¡Jamás espiaría a alguien como tú! –soy una triste mentirosa- ¿Qué era lo que necesitabas?
- Ah, eso –sacudió su cabello- Quería saber si tienes secador de cabello…
- Sip, está allí abajo –le apunté el mueble blanco debajo del lavamanos-
- Ok, gracias pequeña pervertida –y cerró la puerta en mi cara-
Toqué mi rostro, estaba ardiendo.
¿Por qué me pasan estas cosas a mí? ¿Por qué tenía que espiarlo?
¡Soy una estúpida!
Volví a acomodarme en el sofá, mi café estaba tibio. Pero no me importaba, me lo bebí todo rápidamente y me enfoqué en devorar salvajemente mi chocolate.
Después de toda esa escenita necesitaba chocolate.
Escuché a Andrew abrir la puerta del baño, con el cabello seco y su pijama. Era hermoso, casual y sexy.
- Muchas gracias por prestarme tu baño –dijo mientras se dirigía a la puerta de salida-
- No te preocupes, no fue nada… -mi rostro estaba de un matiz rosa, lo sabía porque sentía mis orejas arder un poco-
- Espero que para la próxima sea yo quien pueda espiarte, pequeña pervertida… -me guiño un ojo-
- No soy pequeña, ni mucho menos pervertida. Ahora ve a tu departamento. –le abrí la puerta de salida rápidamente-
- Ok, me voy –salió del departamento y se quedó de pié frente a la puerta-
- ¿Qué haces allí de pie? –me crucé de brazos-
- Nada… Solo… Quería hacer esto…
Tomó rápidamente mis mejillas y las bajó para depositar un beso en mi frente. No me dio tiempo de reaccionar.
- Esto es un beso de agradecimiento… -dijo dejándome perpleja-
Volvió a tomar mis mejillas con más delicadeza y por alguna razón no quise empujarlo, ni echarlo lejos. Me dejé llevar por ese suave roce. Acercó sus labios a mi rostro, y depositó un beso en mi mejilla izquierda.
- Eso es una beso de despedida… -dijo sin soltarme las mejillas. Mi corazón latía a mil- Y esto…
Volvió a acercase a mi rostro, y depositó un beso en mi nariz, para luego rosarla con la suya de forma juguetona.
- Es un beso de conejito… -sonrió sin apartar sus ojos de los mios- Un conejito de Buenas Noches…
Sonreí de forma boba, lo sabía, sentí como los extremos de mis labios se curvaron.
Con eso Andrew dejó de tomarme las mejillas y pasó sus manos por mi cabello; susurrando un dulces sueños, y sonriéndome con ternura.
Lo vi irse y bajar por la escalera…
No me dejó pensar, no se cuanto tiempo estuve parada allí, en el marco de la puerta, antes de entrar en mi e irme a la cama.
No me pregunté nada, no estaba molesta, solo feliz.
¡No puede ser! Me estaba enamorando de Andrew… Y ni siquiera sabía quien era exactamente… Quizás solo quiere jugar conmigo…
A todo esto… ¿Cómo rayos supo cual era mi departamento?
Estaba decidido, tenía que saber quien era Andrew Crown… Tenía que saber que quería de mí…
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- Queridos Lectores:
Perdón por el retraso, es que me surgió un imprevisto con mi computadora, ya accidentalmente derramé una taza de café encima de el.... u.u Pero gracias al cielo se salvó, pero tuvo que comprar otro teclado xD Ahora si, podré escribir los capítulos sin problemas xD Nos vemos en otro cap. Los Quierooo <3 <3
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