Capítulo 2: “Un verdadero caballero”
Ella
me miraba con ojos estupefactos, con la boca entreabierta apunto de ingerir un
trozo de chocolate blanco.
De
verdad…. No lo podía creer.
Que
Lyann Blair haya conocido a un “príncipe azul” era imposible. ¡Y heme aquí!
Terminándole de contar la fantástica historia a Sam.
- Dime
que es mentira… -dijo aún con el trozo de chocolate en la mano- ¡No puedo
creerlo! ¡Te llamó cenicienta!
-
Sam….
Lo dijo para molestarme, no para alagarme –rodeé lo ojos mientras le daba un
sorbo a mi soda-
-
Aún
así… ¿No es romántico? –dijo al fin comiendo su trozo de chocolate- Además…
Verse el día después de su encuentro… ¡Es como obra del destino! –se relamió los
dedos-
-
Es
solo una coincidencia, nada más… -me dirigí a las galletas de navidad, eran mi
debilidad-
-
Vamos
Lyann, al menos admite que te atrae…
-
¡No
me atrae! ¡No me gusta! ¡Y es un imbécil! –la apunté con la galleta- ¡Se burló
de mí! Lo único que espero es que lo orine un perro y que baje su autoestima
-
¡Dios
Lyann! ¿Puedes ser más infantil?
-
¡Si
puedo! –le lancé la almohada que estaba sobre mis piernas-
De
inmediato ella me devolvió el golpe con
una en la que estaba recostada, y en unos minutos las dos estábamos sobre la
cama, saltando como dos niñas pequeñas y golpeándonos con almohadas.
Habíamos
hecho una pijamada en mi habitación color agua.
Eso
me gustaba de nosotras, siempre éramos capaces de compartir y divertirnos con
las cosas más pequeñas. Aunque sea una pijamada de jardín de niños.
Mañana
no tendríamos trabajo, así que podíamos desvelarnos esta noche, hoy tenemos que
ver una película de terror a elección de Sam.
De
seguro, lo poco y nada que dormiría tendría pesadillas.
Era
temprano, aún tenía algo de tiempo para llegar al trabajo. Sam se había ido
antes que yo, ya que ella entraba en el turno de la mañana y salía en la tarde.
Yo tenía el resto del horario por el día.
Estaba
frente al ascensor del departamento, cuando este se abrió.
Mi celular
vibró y leí un mensaje, mientras entraba y apretaba el botón con el número 1.
Era
de Sam.
“¿Usaste el perfume que dejé
sobre la mesa? ;3 Es la perfecta forma de atraer al chico príncipe”
Tecleé
el celular, respondiendo su mensaje.
“No Sam… No lo usé. Y menos
lo usaría por alguien como él 77”
Esa
era una total y triste mentira.
Sinceramente
vi el perfume sobre la mesa en la mañana con una pequeña nota que decía: “Quizás hoy será el día, ve a por todas y
ataca. Atte. Sam”
Cuando
terminé de leerla, me coloqué el dulce perfume olor a cereza y dejé el
frasquito en el mismo lugar junto con su nota. Quería usarlo, pero no para él.
Y
era demasiado orgullosa para decirle a Sam que lo había utilizado de todas
formas, me hubiese molestado durante siglos.
Las
puertas del ascensor se cerraron suavemente al terminar del enviarle el mensaje
a Sam. Mi vista se desvió a los números de iluminación roja en la parte alta
del ascensor.
-
Hey…
-dijo una voz detrás de mí, haciendo que los vellos de mi nuca se erizaran por
completo- Hey, pequeña… -su voz era muy grave y varonil, pero me aterraba-
Había
alguien detrás de mí. No debo de haberlo visto por responderle el mensaje a
Sam.
No
sabía que quería, solo sabía que estaba aterrada.
-
Hey,
bombón… -sentí su voz más cerca de mí mientras sus manos acariciaron mi
cabello- No te asustes…
Mi
corazón latía a mil por segundo, estaba aterrada. No quería que esto sucediera.
No
quería saber quien estaba detrás de mí, o si llevaba un arma, o si tenía un
rostro de un psicópata asesino.
Sentí
una mano tibia entrar por el borde inferior de mi camiseta. Sus dedos rozaron
mi piel, y comenzaron a sobarla a su gusto. La mano que tocaba mis cabellos,
ahora se dedicaron a repasar lentamente a mi hombro izquierdo.
Mis
piernas no podían moverse, mis ojos se comenzaron a llenar de lágrimas.
Quería
salir de allí, pero no podía abrir las puertas aún. Estaba atrapada por unos
minutos, con algún hombre desconocido que estaba tocándome descaradamente.
Estaba
asustada. Aterrada. Sentía que iba a matarme.
Tenía
un bolso, podía golpearlo con eso cuando se abran las puertas; luego llamaría a
la policía.
Pero
por ahora… Eso era lo único.
Tomé
mi bolso con las dos manos, preparando mi ataque.
Tres…
-
¿Por
qué no te dejas llevar, bebé? – Dos…. - ¿Acaso no te encanta?
¡¡¡¡Uno!!!!
Me
giré en 360° para que mi bolso saliera con más fuerza y precisión. Le di
directamente en la cara, o eso fue lo que sentí; después de todo lo golpee con
los ojos cerrados.
Escuché
que se quejó un poco, y lentamente abrí los ojos.
Parpadeé
una vez, dos veces, tres…
¡Iba
a matarlo!
Lo
golpeé una vez más, ahora en el estómago.
-
Eso
dolió –dijo sobándose su nariz. Al menos se que le di en el rostro-
-
¡¡Eres un estúpido!! –seguí golpeándolo en el
estómago- ¡¿Porqué hiciste eso?!
-
Lo
siento –dijo entre risas- ¡Hubieses visto tu cara!
-
¡¡Te
odio!! –ahora lo golpeaba con mi mano, directamente en el brazo- ¡Estaba
asustada!
-
Tenía
que hacerlo, después de todo, intenté saludarte cuando entraste al ascensor
pero ni siquiera despegaste la vista de tu celular...
-
Aún
así no deberías de haberlo hecho… -le repliqué-
-
Era
venganza…
-
¿De
qué? –rodeé los ojos a su dirección, encontrándome con esos iris gris celeste
otra vez -¿De no prestarte atención?
-
Exacto…
-sonrió medio de lado, dejándome embobada por dentro, y furiosa por fuera-
-
Eres
un egocéntrico –me giré molesta, a la salida del ascensor-
La
iluminación roja formó el número uno, y las puertas se abrieron suavemente. Me
apresuré a salir y a alejarme de él.
¡De
verdad se estaba ganando mi odio!
-
¡Hey!
–me llamó detrás de mí mientras apresuraba el paso- ¡Hey! ¡Lylian!
-
¡Es
Lyann, idiota! –me giré para verlo, pero ya estaba detrás de mí y choqué con su
pecho-
-
Lo
sé… -dijo entre risas- Quería fastidiarte Lyann…
Estaba
demasiado cerca de él. Olía a perfume de esos que no te dejan mareada. Y el
solo hecho de que pronunciara mi nombre hizo que mi estado Bababa Neanderthal
se hiciera presente.
-
¿Estas
oliéndome? –escuché su voz-
Volví
a la realidad. Me separé bruscamente de él, empujándolo en el proceso.
-
Es
decir… Se que soy irresistible pero… -dijo en son de broma-
-
¡No
estaba oliéndote! –estaba segura de que mi rostro parecía un tomate maduro-
-
No
me molesta que lo hagas –se acercó un poco más a mí, aturdiéndome un poco-
-
¡Ya
te dije que no lo hice! –me giré de espaldas a él y seguí mi camino-
El
muy descarado me siguió a la salida del departamento…
Andrew…
Departamento… Yo…
Me
detuve de golpe, mientras Andrew seguía su camino y posaba una de sus manos en
la puerta de vidrio.
-
¡Espera!
–se giró hacia mí al escuchar mi llamado- ¿Qué es lo que haces aquí?
-
¿Qué?
–dejó la puerta, y avanzó unos pasos hacia mí-
-
¿Qué
es lo que haces en este lugar? –encaré a esos hermosos ojos celeste- ¿Porqué
estas en mi departamento?
-
Porque
aquí es donde vivo… Boba… -me sacó la lengua de manera infantil- ¿O es que
acaso creías que era un psicópata y te estaba siguiendo?
-
No…
-la verdad es que sí…- Pero es extraño, incluso sospechoso… ¿Cómo es que no te
vi antes por este lugar?
-
Me
mudé ayer por la mañana –dijo sin dejar de mirarme y colocando su mano
izquierda en el bolsillo delantero de su pantalón- Fue solo una coincidencia de
que vivieras aquí también
-
Es
que acaso por fin te fuiste de la casa de tus padres… -puse una mano en mi cadera, retándolo de manera irónica- Estoy
segura de que eras un mantenido…
-
Veo
que sigues enojada… -sonrió sarcásticamente- Pero admito que no fue una perdida
de tiempo…
Tiempo…
Abrí
los ojos de par en par, miré la pantalla del mi celular para verificar la hora.
¡Era
tarde!
- Oh…
¡Mierda! –lancé sin escrúpulo-
-
¿Con
esa boca comes? –me miró irónico-
-
¡Tú
cállate! –le golpeé el hombro- ¡Eres el culpable de que vaya tarde al trabajo!
–lo golpeé otra vez-
-
¡Auch!
¿Sabes que me quedará un moretón horrible por tu culpa?
-
¡Hablo
en serio, Andrew!
-
Ok…
-levantó ambas manos- Yo también voy a la biblioteca… A no ser que hayas
cambiado de trabajo y ahora trabajes en un café con piernas… -rodeé los ojos,
estaba hartándome… - Bueno, si ese fuera el caso, iría de todas formas… -me
guiñó el ojo-
-
¡¡Vete
a la mier…!! –dije antes de Andrew me tapara la boca-
-
Ok…
Ok… -dijo como si intentara calmar a algún animal de zoológico, eso me
enfurecía aún más- Un amigo mío pasará a buscarme, pasaremos por la biblioteca
para que vaya a dejar el libro… Podríamos pasar a dejarte…
Me
soltó delicadamente, pero aún así aproveché de morder uno de sus dedos. Lanzó
un leve gritito.
-
Es
la primera cosa coherente que has dicho en todo este rato…
-
Y
veo que respondiste de buena manera a mi ayuda –me mostró su dedo de en medio,
que era claramente el que había mordido-
-
Fue
venganza por lo del ascensor –le sonreí con picardía- ¿Entonces un amigo tuyo
vendrá por ti? ¿No me llevarás en tu “deportivo” o algo así? –bromeé un poco-
-
Mi
bebé está en su “chequeo médico” –dijo refiriéndose a la revisión técnica- Me
lo devuelven en un par de días
-
¿Es
por eso que ahora tu amigo te lleva a cuestas? –me crucé de brazos dirigiéndome
a la salida-
-
La
verdad es que el es mi chofer personal –se rió en un susurro como recordando
algo divertido-
Salimos
del departamento y frente a él divisé un auto BMW M3 2012 azul plata.
Apoyado
en este, se encontraba un chico unos centímetros más alto que Andrew, era
moreno y su cabello estaba escondido dentro de un gorro gris. Aún así parte de
su cabello castaño se divisaba en su frente y detrás de la nuca.
Estaba
vestido con un polerón abierto con gorro y lo usaba sobre el primero; cubriendo
la mayor parte de su cabeza. Debajo llevaba una camiseta color blanco, semi-ajustada
a unos abdominales que se lograban ver (si es que no a sentir).
Llevaba
jeans estilo vintage y unas zapatillas de lona.
Si
lo veías de cerca o de lejos, estoy segura que caeríamos a sus pies.
Solo
verlo te dejaba sin aliento.
Andrew
se acercó a paso firme hacia él. ¡¿Acaso el era el amigo de Andrew?!
Le
seguí el paso, y divisé de reojo como el chico del gorro abría levemente la
boca y dejaba que un globo de goma de mascar se inflara a su gusto hasta
reventarse.
Era
muuuuy sexy.
Más
que cuando ves a un chico como él fumando.
Vio
a Andrew acercarse, y de inmediato, se dirigió a él con un saludo amistoso.
-
¡Hey,
brother! –dijo el chico mientras lo tomaba de la mano y lo abrazaba firmemente-
Creí que te habías dormido, llevó años esperándote aquí fuera…
-
Lo
lamento Shonne, estaba en un pequeño aprieto… -me apuntó claramente a mí, como
diciendo “Esta es mi problema”-
-
¡Ohh!
¡Veo que trajiste a una chica! –me miró fijamente, casi invadiendo mi espacio personal-
Es un placer conocerla mi lady… -tomó mi mano y la beso, haciendo que riera
estúpidamente-
-
Ella
es Lyann Blair… -me apuntó nuevamente- Lyann, este es Shonne Kail… -ahora se
dirigió hacia mi-
-
SK,
para hermosuras como usted… -guiñó hacia mí-
-
Al
menos tu si actúas como un caballero de verdad –miré de reojo a Andrew,
esperando que entendiera mi indirecta-
-
Lo
hago… Solo que alguien no tiene nada de sentido del humor… -me sacó la lengua
otra vez, era un infantil-
-
Hey…
Cálmense… -SK nos miró a ambos- ¿Podemos subir al auto e irnos?
-
Me
parece… -me dirigí hacia Andrew- Perdón por las molestias… -le dije a SK-
-
No
te preocupes, es todo un placer… -me abrió la puerta trasera del auto-
Andrew
le siguió los pasos y se subió en el asiento del copiloto, y SK como conductor.
Miré
por dentro del automóvil, se veía igual de lujoso y pulcro que por fuera.
Andrew
encendió el equipo de música, y se escuchó la melodía de “Already Over”. Ambos
chicos comenzaron a mover los pies al ritmo de la música. Se veían alegres y
cómodos a pesar de que no hubiesen dicho nada entre ellos.
Se
conocían hace tiempo, de eso estaba segura.
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-
¡Gracias,
te debo una! –le dije a Shonne, mientras me bajaba del auto-
-
No
te preocupes… -sonrió hacia mí, dejándome ver ese par de iris color pardo desde
el retrovisor-
-
¡Espera
Lyann! Voy contigo… -dijo Andrew desabrochándose el cinturón de seguridad-
-
¿Adonde
vas? –preguntó SK-
-
Tengo
que entregar esto –abrió una pequeña puertita frente a él, y de ella sacó el
libro que tuve entre mis manos hace días-
-
¿Será
mucho tiempo?
-
No
mucho…
-
Sabes
que no te creo, no estaré una media hora esperándote –SK se desabrochó el
cinturón de seguridad- Voy con ustedes
Entré,
mientras Andrew comenzó a hablarle a SK sobre las normas de la biblioteca antes
de entrar. Y sobre un no se qué de “Hacer
un escenita”.
Ya
dentro de la silenciosa biblioteca, me coloqué el horrendo uniforme de trabajo
en el baño, até mi cabello en una coleta y me senté cómodamente en recepción.
-
¡Lyann!
–susurraron/gritaron en mi oído- ¡Llegaste 15 minutos antes, aún estoy yo aquí!
-
Lo…
Lo lamento Sam –dije sin verla, después de todo ya sabía que era ella- Es la
costumbre…
Me
paré dejándole libre el asiento a Sam, y me posicioné a su lado.
De
pronto se escuchó un leve timbrecito, eran los clientes.
Dirigí
la mirada a la puerta de entrada.
Como
si hubiese sido una pasarela de moda, allí estaba Andrew, exhibiendo un hermosa
chaqueta color agua y unos pantalones vintage oscuros semi-ajustados.
Shonne
no se quedaba atrás, se había quitado el gorro gris, y ahora mostraba su
hermoso cabello castaño, peinado levemente hacia atrás.
Mmmmm…
Se me hacía agua a la boca…
Miré
de reojo a Sam, estaba embobada. Pronto iba a necesitar un kilo de toallas de
papel para limpiar el tsunami que estaba dejando en su escritorio.
-
¿Disculpe?
–preguntó Andrew, Sam reaccionó-
-
¡Si!
–dijo como aceptando una propuesta de matrimonio, me reí para mis adentros-
-
Emmm…
Vengo a devolver este libro… -dejó el susodicho sobre el escritorio-
-
Ahhh…
Claro –dijo Sam, mientras tecleaba en el ordenador-
Miré
a Andrew de soslayo y levemente cruzamos miradas, la aparté de inmediato.
Me
dirigí a la estantería más cercana y me preocupé en ordenar algunos libros. No
podía siquiera hacer contacto visual con él, estaba nerviosa.
Me
dediqué a sacudirlos y a sacarlos para volver a ponerlos en su lugar,
necesitaba una distracción.
-
Cenicienta…
-mi cabello se erizó cual gato- Ya entregué el libro… Gracias
-
N-No
hay de que –me giré para encontrármelo cara a cara-
Andrew
se me acercó arrinconándome contra el estante. Estaba cerca, muy cerca. Mi
espacio vital estaba siendo invadido.
Miré
hacia mi derecha donde se encontraba Sam, la cual podría vernos, pero estaba
muy embobada con el chico moreno que le hablaba de forma coqueta
como para
fijarse en lo que ocurría a su alrededor.
Le
hubiese replicado algo, pero tenía problemas más graves en frente de mí.
Andrew
me miró fijamente a los ojos e izo que me consumiera en sus iris gris celeste.
Su
mano izquierda se posó por sobre mi cabeza, y la derecha se dirigió por detrás
de mi nuca. Jamás retiró su mirada de mí.
De
pronto sentí un leve tirón en mi cabello. Andrew me sonrió de forma juguetona,
y me mostró la liga con la que había atado mi cabello.
-
Me
gustas más con el cabello suelto… -sonrió con picardía mientras se separaba de
mí- Aunque sigue sin gustarme ese uniforme...
Se
alejó paso a paso de mí, dejándome sin aliento y con el corazón acelerado.
Vi
como se dirigía hacia a SK, y este a su vez se alejó bruscamente de Sam.
Sam
se veía molesta, enojada de hecho. Volví a la realidad y me acerqué a ella.
-
¿Qué
sucedió? –le pregunté-
-
Me
dio esto… -apuntó un ramo de flores aromáticas artificiales-
-
No
entiendo…
-
¿Sabes
como lo izo? –me miró fijamente a los ojos- ¡Lo izo aparecer de su gorro!
Abrí
los ojos de par en par. Ahora entendía el estilo de SK, y él porqué de su forma
de interactuar con la gente.
-
¡Señorita
Lyann! –dijo como si lo hubiese llamado mentalmente- ¡Nos vemos! –su grito/susurro
fue acompañado de muchos “Shhh” de los demás clientes-
SK
era un mago callejero.
Ahora
entendía el porque Sam lo odiaba.
Y
Andrew… Seguía siendo un misterio.
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