14 de noviembre de 2014

Un Maldito Seductor / Capítulo 2

Capítulo 2: “Un verdadero caballero”

Ella me miraba con ojos estupefactos, con la boca entreabierta apunto de ingerir un trozo de chocolate blanco.

De verdad…. No lo podía creer.

Que Lyann Blair haya conocido a un “príncipe azul” era imposible. ¡Y heme aquí! Terminándole de contar la fantástica historia a Sam.

-         Dime que es mentira… -dijo aún con el trozo de chocolate en la mano- ¡No puedo creerlo! ¡Te llamó cenicienta!

-          Sam…. Lo dijo para molestarme, no para alagarme –rodeé lo ojos mientras le daba un sorbo a mi soda-

-          Aún así… ¿No es romántico? –dijo al fin comiendo su trozo de chocolate- Además… Verse el día después de su encuentro… ¡Es como obra del destino! –se relamió los dedos-

-          Es solo una coincidencia, nada más… -me dirigí a las galletas de navidad, eran mi debilidad-

-          Vamos Lyann, al menos admite que te atrae…

-          ¡No me atrae! ¡No me gusta! ¡Y es un imbécil! –la apunté con la galleta- ¡Se burló de mí! Lo único que espero es que lo orine un perro y que baje su autoestima

-          ¡Dios Lyann! ¿Puedes ser más infantil?

-          ¡Si puedo! –le lancé la almohada que estaba sobre mis piernas-

De inmediato  ella me devolvió el golpe con una en la que estaba recostada, y en unos minutos las dos estábamos sobre la cama, saltando como dos niñas pequeñas y golpeándonos con almohadas.

Habíamos hecho una pijamada en mi habitación color agua.

Eso me gustaba de nosotras, siempre éramos capaces de compartir y divertirnos con las cosas más pequeñas. Aunque sea una pijamada de jardín de niños.

Mañana no tendríamos trabajo, así que podíamos desvelarnos esta noche, hoy tenemos que ver una película de terror a elección de Sam.

De seguro, lo poco y nada que dormiría tendría pesadillas.


Era temprano, aún tenía algo de tiempo para llegar al trabajo. Sam se había ido antes que yo, ya que ella entraba en el turno de la mañana y salía en la tarde. Yo tenía el resto del horario por el día.

Estaba frente al ascensor del departamento, cuando este se abrió.

Mi celular vibró y leí un mensaje, mientras entraba y apretaba el botón con el número 1.

Era de Sam.

“¿Usaste el perfume que dejé sobre la mesa? ;3 Es la perfecta forma de atraer al chico príncipe” 

Tecleé el celular, respondiendo su mensaje.

“No Sam… No lo usé. Y menos lo usaría por alguien como él 77”

Esa era una total y triste mentira.

Sinceramente vi el perfume sobre la mesa en la mañana con una pequeña nota que decía: “Quizás hoy será el día, ve a por todas y ataca. Atte. Sam”

Cuando terminé de leerla, me coloqué el dulce perfume olor a cereza y dejé el frasquito en el mismo lugar junto con su nota. Quería usarlo, pero no para él.

Y era demasiado orgullosa para decirle a Sam que lo había utilizado de todas formas, me hubiese molestado durante siglos.

Las puertas del ascensor se cerraron suavemente al terminar del enviarle el mensaje a Sam. Mi vista se desvió a los números de iluminación roja en la parte alta del ascensor.

-          Hey… -dijo una voz detrás de mí, haciendo que los vellos de mi nuca se erizaran por completo- Hey, pequeña… -su voz era muy grave y varonil, pero me aterraba-

Había alguien detrás de mí. No debo de haberlo visto por responderle el mensaje a Sam.
No sabía que quería, solo sabía que estaba aterrada.

-          Hey, bombón… -sentí su voz más cerca de mí mientras sus manos acariciaron mi cabello- No te asustes…

Mi corazón latía a mil por segundo, estaba aterrada. No quería que esto sucediera.

No quería saber quien estaba detrás de mí, o si llevaba un arma, o si tenía un rostro de un psicópata asesino.

Sentí una mano tibia entrar por el borde inferior de mi camiseta. Sus dedos rozaron mi piel, y comenzaron a sobarla a su gusto. La mano que tocaba mis cabellos, ahora se dedicaron a repasar lentamente a mi hombro izquierdo.

Mis piernas no podían moverse, mis ojos se comenzaron a llenar de lágrimas.

Quería salir de allí, pero no podía abrir las puertas aún. Estaba atrapada por unos minutos, con algún hombre desconocido que estaba tocándome descaradamente.

Estaba asustada. Aterrada. Sentía que iba a matarme.

Tenía un bolso, podía golpearlo con eso cuando se abran las puertas; luego llamaría a la policía.

Pero por ahora… Eso era lo único.

Tomé mi bolso con las dos manos, preparando mi ataque.

Tres…

-          ¿Por qué no te dejas llevar, bebé? – Dos…. - ¿Acaso no te encanta?

¡¡¡¡Uno!!!!

Me giré en 360° para que mi bolso saliera con más fuerza y precisión. Le di directamente en la cara, o eso fue lo que sentí; después de todo lo golpee con los ojos cerrados.

Escuché que se quejó un poco, y lentamente abrí los ojos.

Parpadeé una vez, dos veces, tres…

¡Iba a matarlo!

Lo golpeé una vez más, ahora en el estómago.

-          Eso dolió –dijo sobándose su nariz. Al menos se que le di en el rostro-

-           ¡¡Eres un estúpido!! –seguí golpeándolo en el estómago- ¡¿Porqué hiciste eso?!

-          Lo siento –dijo entre risas- ¡Hubieses visto tu cara!

-          ¡¡Te odio!! –ahora lo golpeaba con mi mano, directamente en el brazo- ¡Estaba asustada!

-          Tenía que hacerlo, después de todo, intenté saludarte cuando entraste al ascensor pero ni siquiera despegaste la vista de tu celular...

-          Aún así no deberías de haberlo hecho… -le repliqué-

-          Era venganza…

-          ¿De qué? –rodeé los ojos a su dirección, encontrándome con esos iris gris celeste otra vez -¿De no prestarte atención?

-          Exacto… -sonrió medio de lado, dejándome embobada por dentro, y furiosa por fuera-

-          Eres un egocéntrico –me giré molesta, a la salida del ascensor-

La iluminación roja formó el número uno, y las puertas se abrieron suavemente. Me apresuré a salir y a alejarme de él.

¡De verdad se estaba ganando mi odio!

-          ¡Hey! –me llamó detrás de mí mientras apresuraba el paso- ¡Hey! ¡Lylian! 

-          ¡Es Lyann, idiota! –me giré para verlo, pero ya estaba detrás de mí y choqué con su pecho-

-          Lo sé… -dijo entre risas- Quería fastidiarte Lyann…

Estaba demasiado cerca de él. Olía a perfume de esos que no te dejan mareada. Y el solo hecho de que pronunciara mi nombre hizo que mi estado Bababa Neanderthal se hiciera presente.

-          ¿Estas oliéndome? –escuché su voz-

Volví a la realidad. Me separé bruscamente de él, empujándolo en el proceso.

-          Es decir… Se que soy irresistible pero… -dijo en son de broma-

-          ¡No estaba oliéndote! –estaba segura de que mi rostro parecía un tomate maduro-

-          No me molesta que lo hagas –se acercó un poco más a mí, aturdiéndome un poco-

-          ¡Ya te dije que no lo hice! –me giré de espaldas a él y seguí mi camino-

El muy descarado me siguió a la salida del departamento…

Andrew… Departamento… Yo…

Me detuve de golpe, mientras Andrew seguía su camino y posaba una de sus manos en la puerta de vidrio.

-          ¡Espera! –se giró hacia mí al escuchar mi llamado- ¿Qué es lo que haces aquí?

-          ¿Qué? –dejó la puerta, y avanzó unos pasos hacia mí-

-          ¿Qué es lo que haces en este lugar? –encaré a esos hermosos ojos celeste- ¿Porqué estas en mi departamento?

-          Porque aquí es donde vivo… Boba… -me sacó la lengua de manera infantil- ¿O es que acaso creías que era un psicópata y te estaba siguiendo?

-          No… -la verdad es que sí…- Pero es extraño, incluso sospechoso… ¿Cómo es que no te vi antes por este lugar?

-          Me mudé ayer por la mañana –dijo sin dejar de mirarme y colocando su mano izquierda en el bolsillo delantero de su pantalón- Fue solo una coincidencia de que vivieras aquí también

-          Es que acaso por fin te fuiste de la casa de tus padres… -puse una mano en mi  cadera, retándolo de manera irónica- Estoy segura de que eras un mantenido…

-          Veo que sigues enojada… -sonrió sarcásticamente- Pero admito que no fue una perdida de tiempo…

Tiempo…

Abrí los ojos de par en par, miré la pantalla del mi celular para verificar la hora.

¡Era tarde!

-         Oh… ¡Mierda! –lancé sin escrúpulo-

-          ¿Con esa boca comes? –me miró irónico-

-          ¡Tú cállate! –le golpeé el hombro- ¡Eres el culpable de que vaya tarde al trabajo! –lo golpeé otra vez-

-          ¡Auch! ¿Sabes que me quedará un moretón horrible por tu culpa?

-          ¡Hablo en serio, Andrew!

-          Ok… -levantó ambas manos- Yo también voy a la biblioteca… A no ser que hayas cambiado de trabajo y ahora trabajes en un café con piernas… -rodeé los ojos, estaba hartándome… - Bueno, si ese fuera el caso, iría de todas formas… -me guiñó el ojo-

-          ¡¡Vete a la mier…!! –dije antes de Andrew me tapara la boca-

-          Ok… Ok… -dijo como si intentara calmar a algún animal de zoológico, eso me enfurecía aún más- Un amigo mío pasará a buscarme, pasaremos por la biblioteca para que vaya a dejar el libro… Podríamos pasar a dejarte…

Me soltó delicadamente, pero aún así aproveché de morder uno de sus dedos. Lanzó un leve gritito.

-          Es la primera cosa coherente que has dicho en todo este rato…

-          Y veo que respondiste de buena manera a mi ayuda –me mostró su dedo de en medio, que era claramente el que había mordido-

-          Fue venganza por lo del ascensor –le sonreí con picardía- ¿Entonces un amigo tuyo vendrá por ti? ¿No me llevarás en tu “deportivo” o algo así? –bromeé un poco-

-          Mi bebé está en su “chequeo médico” –dijo refiriéndose a la revisión técnica- Me lo devuelven en un par de días

-          ¿Es por eso que ahora tu amigo te lleva a cuestas? –me crucé de brazos dirigiéndome a la salida-

-          La verdad es que el es mi chofer personal –se rió en un susurro como recordando algo divertido-

Salimos del departamento y frente a él divisé un auto BMW M3 2012 azul plata.

Apoyado en este, se encontraba un chico unos centímetros más alto que Andrew, era moreno y su cabello estaba escondido dentro de un gorro gris. Aún así parte de su cabello castaño se divisaba en su frente y detrás de la nuca.

Estaba vestido con un polerón abierto con gorro y lo usaba sobre el primero; cubriendo la mayor parte de su cabeza. Debajo llevaba una camiseta color blanco, semi-ajustada a unos abdominales que se lograban ver (si es que no a sentir).

Llevaba jeans estilo vintage y unas zapatillas de lona.

Si lo veías de cerca o de lejos, estoy segura que caeríamos a sus pies.

Solo verlo te dejaba sin aliento.

Andrew se acercó a paso firme hacia él. ¡¿Acaso el era el amigo de Andrew?!

Le seguí el paso, y divisé de reojo como el chico del gorro abría levemente la boca y dejaba que un globo de goma de mascar se inflara a su gusto hasta reventarse.

Era muuuuy sexy.

Más que cuando ves a un chico como él fumando.

Vio a Andrew acercarse, y de inmediato, se dirigió a él con un saludo amistoso.

-          ¡Hey, brother! –dijo el chico mientras lo tomaba de la mano y lo abrazaba firmemente- Creí que te habías dormido, llevó años esperándote aquí fuera…

-          Lo lamento Shonne, estaba en un pequeño aprieto… -me apuntó claramente a mí, como diciendo “Esta es mi problema”-

-          ¡Ohh! ¡Veo que trajiste a una chica! –me miró fijamente, casi invadiendo mi espacio personal- Es un placer conocerla mi lady… -tomó mi mano y la beso, haciendo que riera estúpidamente-

-          Ella es Lyann Blair… -me apuntó nuevamente- Lyann, este es Shonne Kail… -ahora se dirigió hacia mi-

-          SK, para hermosuras como usted… -guiñó hacia mí-

-          Al menos tu si actúas como un caballero de verdad –miré de reojo a Andrew, esperando que entendiera mi indirecta-   

-          Lo hago… Solo que alguien no tiene nada de sentido del humor… -me sacó la lengua otra vez, era un infantil-

-          Hey… Cálmense… -SK nos miró a ambos- ¿Podemos subir al auto e irnos?

-          Me parece… -me dirigí hacia Andrew- Perdón por las molestias… -le dije a SK-

-          No te preocupes, es todo un placer… -me abrió la puerta trasera del auto-

Andrew le siguió los pasos y se subió en el asiento del copiloto, y SK como conductor.
Miré por dentro del automóvil, se veía igual de lujoso y pulcro que por fuera.

Andrew encendió el equipo de música, y se escuchó la melodía de “Already Over”. Ambos chicos comenzaron a mover los pies al ritmo de la música. Se veían alegres y cómodos a pesar de que no hubiesen dicho nada entre ellos.
Se conocían hace tiempo, de eso estaba segura.

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-          ¡Gracias, te debo una! –le dije a Shonne, mientras me bajaba del auto-

-          No te preocupes… -sonrió hacia mí, dejándome ver ese par de iris color pardo desde el retrovisor-

-          ¡Espera Lyann! Voy contigo… -dijo Andrew desabrochándose el cinturón de seguridad-

-          ¿Adonde vas? –preguntó SK-

-          Tengo que entregar esto –abrió una pequeña puertita frente a él, y de ella sacó el libro que tuve entre mis manos hace días-

-          ¿Será mucho tiempo?

-          No mucho…

-          Sabes que no te creo, no estaré una media hora esperándote –SK se desabrochó el cinturón de seguridad- Voy con ustedes

Entré, mientras Andrew comenzó a hablarle a SK sobre las normas de la biblioteca antes de entrar. Y sobre un no se qué de “Hacer un escenita”.

Ya dentro de la silenciosa biblioteca, me coloqué el horrendo uniforme de trabajo en el baño, até mi cabello en una coleta y me senté cómodamente en recepción.

-          ¡Lyann! –susurraron/gritaron en mi oído- ¡Llegaste 15 minutos antes, aún estoy yo aquí!

-          Lo… Lo lamento Sam –dije sin verla, después de todo ya sabía que era ella- Es la costumbre…

Me paré dejándole libre el asiento a Sam, y me posicioné a su lado.

De pronto se escuchó un leve timbrecito, eran los clientes.

Dirigí la mirada a la puerta de entrada.

Como si hubiese sido una pasarela de moda, allí estaba Andrew, exhibiendo un hermosa chaqueta color agua y unos pantalones vintage oscuros semi-ajustados.

Shonne no se quedaba atrás, se había quitado el gorro gris, y ahora mostraba su hermoso cabello castaño, peinado levemente hacia atrás.

Mmmmm… Se me hacía agua a la boca…

Miré de reojo a Sam, estaba embobada. Pronto iba a necesitar un kilo de toallas de papel para limpiar el tsunami que estaba dejando en su escritorio.

-          ¿Disculpe? –preguntó Andrew, Sam reaccionó-

-          ¡Si! –dijo como aceptando una propuesta de matrimonio, me reí para mis adentros-

-          Emmm… Vengo a devolver este libro… -dejó el susodicho sobre el escritorio-

-          Ahhh… Claro –dijo Sam, mientras tecleaba en el ordenador-

Miré a Andrew de soslayo y levemente cruzamos miradas, la aparté de inmediato.

Me dirigí a la estantería más cercana y me preocupé en ordenar algunos libros. No podía siquiera hacer contacto visual con él, estaba nerviosa.

Me dediqué a sacudirlos y a sacarlos para volver a ponerlos en su lugar, necesitaba una distracción.

-          Cenicienta… -mi cabello se erizó cual gato- Ya entregué el libro… Gracias

-          N-No hay de que –me giré para encontrármelo cara a cara-

Andrew se me acercó arrinconándome contra el estante. Estaba cerca, muy cerca. Mi espacio vital estaba siendo invadido.

Miré hacia mi derecha donde se encontraba Sam, la cual podría vernos, pero estaba muy embobada con el chico moreno que le hablaba de forma coqueta 
como para fijarse en lo que ocurría a su alrededor.

Le hubiese replicado algo, pero tenía problemas más graves en frente de mí.
Andrew me miró fijamente a los ojos e izo que me consumiera en sus iris gris celeste.

Su mano izquierda se posó por sobre mi cabeza, y la derecha se dirigió por detrás de mi nuca. Jamás retiró su mirada de mí.

De pronto sentí un leve tirón en mi cabello. Andrew me sonrió de forma juguetona, y me mostró la liga con la que había atado mi cabello.

-          Me gustas más con el cabello suelto… -sonrió con picardía mientras se separaba de mí- Aunque sigue sin gustarme ese uniforme...

Se alejó paso a paso de mí, dejándome sin aliento y con el corazón acelerado.

Vi como se dirigía hacia a SK, y este a su vez se alejó bruscamente de Sam.
Sam se veía molesta, enojada de hecho. Volví a la realidad y me acerqué a ella.

-          ¿Qué sucedió? –le pregunté-

-          Me dio esto… -apuntó un ramo de flores aromáticas artificiales-

-          No entiendo…

-          ¿Sabes como lo izo? –me miró fijamente a los ojos- ¡Lo izo aparecer de su gorro!

Abrí los ojos de par en par. Ahora entendía el estilo de SK, y él porqué de su forma de interactuar con la gente.

-          ¡Señorita Lyann! –dijo como si lo hubiese llamado mentalmente- ¡Nos vemos! –su grito/susurro fue acompañado de muchos “Shhh” de los demás clientes-

SK era un mago callejero.

Ahora entendía el porque Sam lo odiaba.

Y Andrew… Seguía siendo un misterio.

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